Antes de estrenar, ¡prepara tu cámara para tomar las mejores fotografías!

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Por fin te decidiste a comprar la réflex digital de tus sueños? ¡Enhorabuena! Seguramente tu juguete nuevo ya viene configurado para dar un buen resultado desde el primer disparo. Pero, aun así, es recomendable seguir algunas pautas para obtener las mejores fotografías. ¿Estás listo?

COMPRA AL MENOS UNA BATERÍA EXTRA

Tu cámara ya trae una batería, pero no está de más tener un repuesto a la mano, sobre todo cuando vas a pasar mucho tiempo sin poder recargar la que ya tienes, por ejemplo, en un viaje por carretera.

FORMATEO Y CUIDADO DE LA TARJETA DE MEMORIA

Cada que vayas a insertar en tu cámara una nueva tarjeta de memoria, formatéala para que tenga un funcionamiento óptimo. En el manual de instrucciones de tu nueva cámara debe haber un apartado dedicado a cómo hacerlo adecuadamente.

También es buena idea formatear las tarjetas cada que las vacíes y vayas a volver a usarlas. Pero ten mucho cuidado de no formatear una tarjeta que aún contenga datos que quieras conservar, porque estos se perderán irremediablemente.

Nunca apagues la cámara ni saques la tarjeta mientras la cámara está grabando o tratando de acceder a algún dato. Para sacar la tarjeta, espera a que termine de procesar la información y siempre apágala antes de extraerla. 

Si en algún momento tu cámara se niega a sacar fotos con la tarjeta dentro, sácala de su compartimiento y comprueba que no esté bloqueada, verificando el pequeño conmutador que tiene por un lado.

AJUSTA EL VISOR A TU VISTA

Cuando tenemos algún problema de la vista, es común que los objetos que vemos borrosos estén bien enfocados, o viceversa. Por eso, la mayoría de las cámaras con visor tienen un control de dioptrías junto a este, que es un pequeño regulador en forma de engrane, botones o palanca que sirve para ajustar el aumento del visor a tu propia vista, como cuando estás usando prismáticos.

Cada marca tiene sus propias especificaciones para hacer este ajuste, por lo que te recomendamos nuevamente consultar el manual para que lo hagas con éxito.

ALGUNAS CONFIGURACIONES IMPORTANTES

En algún lugar de la parte posterior de tu cámara debe haber un botoncito que hará que se despliegue el menú de la cámara en la pantalla. Ahí encontrarás las opciones de configuración básica.

Si la cámara no te está permitiendo configurar algunas variables, es posible que el dial de modo de exposición esté en “Auto” o en alguno de los otros modos preconfigurados como retrato, deportiva, paisaje, macro, etc. Prueba cambiar al modo programado (P), para que te permita acceder a funciones más avanzadas.

Fecha y hora

Verifica que la fecha y hora estén programadas correctamente, y si no lo están, corrígelas. Así podrás tener un registro exacto en tus metadatos del momento en que se hizo cada foto.

Autoapagado

Muchas cámaras se apagan de forma automática tras unos minutos de inactividad. A veces esto se torna incómodo o frustrante, sobre todo cuando estás esperando el momento perfecto para hacer el disparo y resulta que al tratar de hacerlo la cámara ya se apagó.

Si no estás conforme con esta configuración de fábrica, puedes acortar o alargar el tiempo de espera, e incluso algunas cámaras permiten desactivar la función completamente.

Efectos de sonido

Algunas cámaras reproducen alguna melodía al encenderse, o algún pitido al enfocar o al realizar alguna otra función. Esto es especialmente incómodo en situaciones en las que todo el mundo está en silencio. Así que antes de comenzar a tomar fotos en un evento de ese tipo, desactívalos o bájales el volumen.

Guías de alineación

Si eres un friki de la composición y te gusta saber exactamente donde empieza y donde termina cada tercio de la imagen, tener la cuadrícula activada en el visor te puede ser de mucha utilidad, incluso hay cámaras que incluyen un pequeño nivel digital para comprobar que el horizonte de la imagen esté correctamente alineado.

Resolución de la imagen

La resolución es el número de pixeles que tiene la imagen, y se puede expresar por el número de pixeles horizontales y verticales (tamaño en pixeles), o de lo que se obtiene de multiplicar ambos valores (resolución total), que suele medirse en megapíxeles (MP), cada MP es un millón de pixeles.

Con este parámetro determinas el tamaño máximo al que puedes reproducir una foto sin que la calidad de la imagen demerite de forma evidente. Este parámetro también afecta al tamaño del archivo.

Normalmente, la configuración que viene por defecto es ideal para talachear, pero si quieres una calidad superior, o por el contrario, lo que más te importa es la cantidad que la calidad, personalizar este parámetro te dará la solución.

Seguro estarás diciendo “sí, sí, pero entonces ¿cuántos pixeles necesito para que mis impresiones tengan una calidad asegurada?”. En parte, depende de la impresora, pero se recomienda entre 200 y 300 pixeles por pulgada (ppp) para una buena impresión.

Si tu foto se va a publicar en algún medio impreso, normalmente te pedirán que la envíes a 300 ppp, que suele ser una buena resolución para imprimir. Aunque si sólo la vas a publicar en internet, con 72 ppp es suficiente.

Formato del archivo

Los dos más comunes son JPEG y RAW, que ofrecen resultados muy distintos en cuanto a calidad y tamaño de la imagen, así como en las posibilidades de edición y retoque.

• JPG: Es el más usado por su compartibilidad, su facilidad de uso y su tamaño reducido. Tiene la desventaja de que aplica una “compresión con pérdida” que modifica y elimina datos de la imagen, y reduce su calidad conforme se va manipulando, al imprimirla o al visualizarla en un gran tamaño. Pero en general, si eliges este formato con una buena resolución, no deberías tener muchos problemas.

• RAW: Si eres muy purista y exigente con los resultados, este formato es para ti, ya que graba los datos directamente del sensor sin aplicarles ningún tipo de modificación. Entre sus ventajas más destacadas están que no hay riesgos de defectos de compresión, te permite tener un mayor control creativo, te da mayor profundidad de color, posibilita una edición mucho más profesional dejándote modificar parámetros que otros formatos no permiten cambiar con tan buenos resultados (como la exposición, el balance de blancos, el brillo, etc.). Sin embargo, el negrito en el arroz es que los archivos RAW son mucho más pesados, y una vez descargados los datos en tu computadora, necesitarás un programa especial para editar las fotografías.

• TIFF: Al igual que con el RAW, en este formato no se pierde calidad como ocurre con el JPEG. Por muchos años este ha sido el formato estándar para la impresión de imágenes de forma profesional. La desventaja es que son mucho más pesados que los JPEG y no son compatibles con los visualizadores en línea.

Como puedes ver, el formato que elijas dependerá mucho de tus objetivos y tus preferencias particulares, tal vez quieres solo fotos del recuerdo que no pesen tanto y no te metan en tanto lío, bueno, pues entonces el JPEG es para ti; pero si por el contrario quieres manipular la imagen hasta lograr un resultado perfecto o, por ejemplo, tener la posibilidad de recuperar la imagen de algo que aparece en la penumbra, entonces no te la pienses para usar el RAW.

Aquí concluye nuestra lista de recomendaciones para que estrenes tu cámara de la mejor manera. De todos modos, te sugerimos que le des una leída al manual de tu cámara para descubrir qué novedades te ofrece.

¡A practicar!

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