La idea de un dispositivo mecánico para facilitar la lectura no es nueva y se introdujo por primera vez en 1949. En aquel entonces, las computadoras todavía estaban en una fase temprana y tardaría un poco, hasta que Internet estuviera completamente desarrollado y los lectores electrónicos pudieran ingresar al mercado.
El primer intento para digitalizar libros se produjo antes de que los lectores electrónicos fueran desarrollados. En lugar de aparatos portátiles, algo impensable en este momento, los desarrolladores de medios digitales pusieron sus ojos en las PC’s.
Durante la década de 1980, la industria del juego se desarrolló a un ritmo acelerado junto con los innovadores de PC. Sin embargo, el espacio en el disco era muy limitado y se utilizaban disquetes grandes y torpes para almacenar datos. Por lo tanto, los juegos y la información educativa sólo podían almacenarse y difundirse en pequeños archivos. Pasaría la década de 1990 con la introducción del CD-ROM, ahí fue finalmente cuando un disco pudo almacenar una gran cantidad de
memoria.
LA LLEGADA DE LAS ENCICLOPEDIAS
Ese fue el momento para que Microsoft, ingresara al mercado con su software publicitario Windows 95, que ofrecía una enciclopedia totalmente digital en CD-ROM. En lugar de llenar la mitad de su estantería con libros pesados y tediosos, ahora uno podía acomodar todo en un CD-ROM.
Hoy en día, el CD-ROM se ha convertido en una herramienta obsoleta para difundir información. El software, las enciclopedias y otras cosas se pueden comprar y descargar o utilizar directamente desde la red. Las copias físicas han desaparecido casi por completo.
Los primeros E-lectores modernos se introdujeron en el mercado en 1998, el “Rocket eBook” y el “SoftBook Reader” (CNN Money, 2010). Ambos E-lectores podrían hacer casi todo lo que un moderno e-reader puede hacer hoy, excepto algunas características nuevas, como las descargas vía Wi-Fi, que es una característica esencial para el lector electrónico moderno.
Hoy en día hay una gran cantidad de diferentes lectores electrónicos disponibles, el más popular es el Kindle de Amazon que se estima que ha vendido entre 20 y 90 millones de unidades desde el 2007. En 2016, Amazon informó que las ventas de Kindle aumentaron tanto que el beneficio fue asombrosamente de 351 millones de libras.
Desafortunadamente, Amazon no informa sobre elementos individuales, por lo que es imposible obtener un número exacto solo para Kindle. Sin embargo, el fundador de Amazon reveló que vendieron “el doble de tabletas en comparación con el mismo período del año pasado”. ¿Esto nos dará una pista de que las ventas de libros electrónicos aumentarán en un futuro próximo? Sin embargo, la tienda de libros tradicional no ha desaparecido totalmente en el radar de una tienda en línea como Amazon.
EL LIBRO IMPRESO NO HA MUERTO
Amazon logró aumentar sus cuotas de mercado en los EU. Por lo que la antigua cadena de librerías más grande, Borders Group, tuvo que cerrar sus tiendas por no adaptarse a los cambios digitales. Esto también ha afectado a la cadena de librerías más grande actual llamada Barnes & Noble, que tuvo que cerrar alrededor de 150 tiendas en todo Estados Unidos debido al mercado en línea de Amazon. Barnes & Noble han tenido que abrir su propia tienda web para competir donde el grupo Borders fracasó.
A pesar de que Amazon aumentó su participación de mercado anualmente debido a su gran éxito en internet, recientemente ha decidido abrir varias librerías en los Estados Unidos. Esta estrategia es un gran cambio de rumbo por parte de la compañía que durante la mayor parte de su existencia ha estado vendiendo sus productos en línea.
La razón detrás de esto podría estar en que según Forbes el comercio electrónico aún representaría sólo el 10% del mercado minorista global y además de generar la posibilidad de reducir los precios aún más. Al tener tiendas físicas, pueden agregar la función “recoger en la tienda” si realiza un pedido en línea, lo que reducirá los costos de envío con otros productos a la tienda. Además, Amazon también está buscando obtener una experiencia de compra que no se limité a tener tiendas en línea. Los clientes de todo el mundo todavía disfrutan el factor social de las compras.
Una ventaja para el libro tradicional es la inexistente competencia entre idiomas más pequeños en el mercado global. Por ejemplo, si desea comprar un libro en finlandés, tiene que comprarlo en Finlandia, ya que las empresas que trabajan a nivel mundial no tienen interés en ese pequeño mercado. Si el editor finlandés decide que no publicará una versión digital del libro, el consumidor está restringido al formato físico. Esta es una de las razones por las que los libros todavía se venden bastante bien en Europa, ya que hay muchos idiomas diferentes y la competencia se limita simplemente a sus propios mercados domésticos.
Básicamente se reduce a la barrera del idioma y las diferencias culturales para tener éxito en los Estados Unidos, por ejemplo, el mercado es bastante grande y está a la altura de los autores establecidos que ya tienen convenios con grandes editoriales y con excelentes conexiones. Con un autor nuevo o relativamente desconocido, conlleva muchas dificulades en el mercado extranjero, ya que los autores no son dueños de los derechos de publicación de sus libros, y estos le corresponden a la editorial si es que desean publicar sus obras en otra parte del mundo.
Para un autor que se publica por sí mismo, podría ser más fácil acceder al mundo de habla inglesa, con una versión ya traducida ya que hoy en día los grandes distribuidores, como Amazon sign, tratan con autores que han traducido sus libros ellos mismos. Sin embargo, esto podría ser un proyecto costoso.
En medio del repunte general, las ventas de libros digitales disminuyeron en un 2% en algunas partes de Europa, lo que indica un retroceso a los libros físicos dentro del mercado.
El presidente ejecutivo de PA, Stephen Lotinga, dijo: “El aumento en las ventas de libros impresos señala un retorno continuo de los consumidores a este formato. Definitivamente, hay un atractivo duradero para los libros impresos y hay una variedad de razones para eso.
“Los libros físicos se han vuelto a celebrar como objetos de belleza, los editores invierten mucho tiempo y planeación en hacer sus libros impresos hermosos, encargan este trabajo a diseñadores e ilustradores capacitados y de esta forma aseguran que el material impreso siga siendo una forma deseable de lectura”. El Reino Unido sigue siendo el principal exportador de libros del mundo, lo que debería alentar a los editores e
impresores.
La industria de la impresión en esta década está siendo definida por dos tendencias generales. Primero está el lento declive de los mercados tradicionales, como la impresión de libros y los periódicos, frente a la competencia de las alternativas electrónicas en 2017 se vendieron 266 millones de libros electrónicos tan sólo en Estados Unidos con un crecimiento arriba del 20% en comparación con 2016. El segundo es el desafío de las plataformas de impresión analógica establecidas por la última generación de sistemas de impresión digital de inyección de tinta y tóner.
Las dos tendencias no se excluyen mutuamente, sin embargo, la impresión digital es una opción que agrega valor y su capacidad para agregar datos variables y la personalización puede ayudar a revitalizar los segmentos donde la impresión tradicional está más amenazada. Esto tiene sin embargo un costo, la impresión digital sigue siendo una opción más costosa para las corridas por encima de un cierto nivel bastante modesto. Si bien esto puede compensarse por algunos ahorros en mano de obra y producción, todavía hay una responsabilidad en los proveedores de servicios de impresión para que desarrollen su modelo de negocio para aprovechar estas oportunidades.
A medida que las editoriales tradicionales vieron caer las ventas, las audiencias se trasladaron a editoriales independientes, gran parte a Amazon. La razón, según expertos, se debe a los precios. La encuesta de Libros y Consumidores de Nielsen encontró que “el precio es la máxima prioridad para los compradores de libros electrónicos cuando consideran qué libro comprar”. En 2015, las cinco grandes editoriales elevaron los precios de los libros electrónicos a alrededor de $8 dólares por libro, mucho más que el precio de $3 dólares por libro que las editoriales independientes establecieron.
De cualquier forma, para los impresores el camino es la diversificación de técnicas y productos, la penetración de lo digital en la mezcla de aplicaciones de impresión varía considerablemente. En editorial y publicidad, el correo directo se construyó sobre impresión personalizada utilizando sistemas digitales, mientras que los segmentos de rótulos y de impresiones de tirada corta fueron los primeros en adoptar tecnologías de inyección de tinta. El chorro de tinta también ha penetrado profundamente en la impresión de etiquetas en plataformas de banda estrecha y ahora se está moviendo a formatos más grandes y otros sustratos, como el cartón corrugado ideal para empaque.