La tampografía vio sus inicios gracias a la industria relojera suiza, famosa por producir relojes de excelente calidad. El diseño de sus caratulas se hacia a mano, en un proceso artesanal que consumía mucho tiempo y dinero. En el año 1969 Pierre Schmid inventó lo que sería la primera máquina de tampografía manual y que fue la predecesora de todas las máquinas tampográficas actuales.
Al día de hoy, y debido en gran medida al perfeccionamiento que la técnica ha experimentado, la tampografía es un proceso de impresión muy recurrente debido a la calidad que alcanza, consiste en la transferencia de una imagen en dos dimensiones grabada en una placa, mediante un tampón de silicón, al área imprimible. La gran cantidad de sustratos que esta técnica admite, como el plástico, el metal y el vidrio, la han posicionado no como un rival, sino como un complemento de la serigrafía. Además, la característica que la ha destacado entre otras tecnologías de impresión es su capacidad de trabajar sobre superficies redondas, cóncavas, convexas, cuadradas, con diferentes ángulos y con texturas, gracias a la flexibilidad de los tampones de silicón con que se trabaja.
Áreas de oportunidad
Gracias a que ha hecho posible el grabado de artículos a gran escala, así como su versatilidad en sustratos y tipos de superficies, la tampografía se utiliza en áreas tan variadas como el desarrollo de equipo médico, automotriz, electrónicos, equipo deportivo, pelotas de golf, juguetería, artículos publicitarios, envases, material de empaque, artículos de vestir y más. Sin duda es el sector publicitario el que más se ha beneficiado de la tampografía, pues hoy en día es posible llevar el logotipo o el nombre de una empresa a una cantidad inimaginable de artículos de uso cotidiano.
Una técnica amigable con el medio ambiente
Lamentablemente, muchas tecnologías han provocado un grave deterioro del medio ambiente y los recursos naturales, es momento de migrar a alternativas responsables con el entorno, como ha hecho recientemente la tampografía.
La tampografía verde, o green pad printing, es una nueva corriente que busca reducir la cantidad de contaminantes que genera esta técnica de impresión, aunque aún no es completamente ecológica y sigue produciendo basura, disminuir el uso de solventes y concientizar el manejo de los desechos industriales es un importante avance para combatir la contaminación. A diferencia de la tampografía convencional, que usa químicos y solventes durante casi todo el proceso: desde la creación del positivo, el grabado del cliché, la impresión de tinta y hasta en la limpieza de las máquinas, la alternativa verde permite además una reducción considerable de los tiempos de producción.
Pequeños cambios, grandes diferencias
Para volver ecológico el proceso de la tampografía son necesarios pequeños cambios, de hecho, no es necesario comprar un equipo nuevo, basta con que los hornos de secado que integran las máquinas tradicionales, a base de electricidad o de gas, se sustituyan por una unidad de secado uv, que cuenta con una lámpara capaz de secar la tinta en cuestión de segundos, esto hace posible ahorrar energía y recursos, al tiempo que permite usar tintas uv, que no necesitan catalizadores y tienen mayor pigmento. Además, las placas de tampografía o clichés, que generalmente están hechas de polímeros, pueden ser sustituidas por placas de aluminio, lo que reducirá el uso de químicos para limpiarlas y revelarlas.
De la misma manera, al integrar un sistema de grabado láser podemos evitar el proceso de pasar el diseño a positivo e ir directamente al grabado de la placa de aluminio, impidiendo de esta forma el consumo de químicos y reduciendo el tiempo de producción.
Las máquinas de tampografía integran unos tinteros conocidos como “copas”, donde se deposita la tinta antes de pasar a la placa para hacer la impresión. Es muy común que la tinta se adhiera a los tinteros y sea necesario limpiarlos a profundidad con solventes agresivos para el medio ambiente, sobre todo si se va a colocar tinta de un color diferente, pues los tonos pueden contaminarse. Como una alternativa ecológica, se han lanzado al mercado copas de plástico desechables que se colocan dentro del tintero original y de esta forma no es necesario usar químicos para limpiarlos. Aunque estos tinteros no son 100% ecológicos ya que deben tirarse, el daño que producen los solventes no se compara con el de consumir copas desechables, que además, si se manejan adecuadamente como desecho industrial, no llegarán a tener contacto con el ambiente. Una vez que se ha terminado la impresión, existe la opción de tapar y almacenar la tinta sobrante, o tirarla junto con el depósito plástico.
Las copas desechables pueden usarse con cualquier tipo de tinta, actualmente las uv han tenido mucho auge, aunque son entre un 10 y 30% más costosas, son más amables con el medio ambiente, el resultado es más durable y los pigmentos son más intensos. Además, a diferencia de las tintas convencionales, las uv, incluso mezcladas con un catalizador, no se secarán mientras no pasen por un secador uv, lo que permite almacenar los sobrantes y así reducir desechos y gastos.
Para los negocios de producción que no pueden invertir en un equipo láser, existen empresas que ofrecen el servicio de grabado láser en placas de aluminio, de modo que sólo será necesario integrar las copas ecológicas, que son compatibles con una gran cantidad de equipos.
Marcas como Ken, Marabu y Nortec han desarrollado tintas uv en busca de emigrar a alternativas ecológicas, mientras que líneas como Tampoprint, Kent, entre otras, han desarrollado equipos y aditamentos que pueden volver verde el proceso de impresión. Adquirir una máquina completa de tampografía ecológica de un color ronda los 6 mil dólares.
Una ventaja más de migrar a la tampografía verde es que los gastos de producción se reducen considerablemente, ya que no es necesario comprar solventes, los sobrantes de tinta pueden almacenarse, se ahorra energía, el mantenimiento se simplifica y el proceso se vuelve más rápido, por lo tanto, más rentable. Vale la pena analizar los beneficios de esta opción, afortunadamente ya estamos viviendo un cambio importante de conciencia y cada vez son más las agencias y grandes empresas que se responsabilizan y se comprometen con el cuidado del medio ambiente.
Agradecemos a Martín Gómez Gómez, director general de la empresa Bogaty, por su ayuda para la realización de este artículo.