Los LEDs cubren casi cualquier necesidad para toda aplicación hoy en día, pero aún existen aquellos que prefieren a los letreros de Neón. ¿Quién prevalecerá en esta lucha? ¿Existe algo que uno pueda hacer que el otro no?
Corría el año de 1912 cuando los primeros letreros iluminados por tubos de Neón comenzaron a brotar en las grandes ciudades. Incluso desde sus inicios, el Neón no fue sólo una novedad: había llegado para quedarse y dominar el mercado de la señalización. Imagine la impresión del público al ver un letrero de Neón por primera vez, tratando de descubrir cómo funcionaba.
Básicamente, el funcionamiento de estos anuncios consiste en un sistema de iluminación operado por un tubo de vidrio lleno de gas que, al cargarse con un alto voltaje, emite un fulgor que irradia luz a 360º.
Su contraparte, el LED, es un diminuto diodo que suele variar en tamaño y depende de una pequeña fuente de poder de 12 V. Mientras el chip siga produciendo luz, éste puede funcionar por un largo tiempo. Los laboratorios y fabricantes pueden asegurar un periodo de vida útil según el LED en cuestión. Con el Neón, es difícil determinar cuánto tiempo pasará antes de que una falla ocurra.
Un LED por sí solo no es muy útil. Sin embargo, si une cientos de ellos puede iluminar un una marquesina con la seguridad de que sabrá en todo momento cuánta electricidad necesita. Inclusive, pueden funcionar con una batería mediana o energía solar, mientras que con el Neón en realidad no se puede definir una cifra exacta de cuánto consume.
Transiciones
Aunque se tiene registro de que la primera lámpara de LEDs fue creada en 1962 por Nick Holonvack de General Electric, los diodos comenzaron a adquirir popularidad hasta la década de los 90’s. En ese entonces, las compañías estaban tratando de dar con alternativas para el Neón utilizando tubos de fibra óptica por donde pudiera viajara la luz de un extremo a otro. Para alternar el color sólo tendrían que rotar un foco ubicado en uno de los extremos. Esto suponía una gran mejora para los sistemas de la época, ya que para cambiar el color de un letrero de Neón era necesario crear uno nuevo.
Cuando una nueva tecnología surge, su precipitada entrada al mercado provoca que ésta tenga varios desperfectos. En un inicio, los precios de los LEDs eran exorbitantes. Pese a demostrar un alto grado de eficiencia, no eran muy brillantes. Como su ensamblaje se realizaba a mano con materiales menos refinados que los actuales, las fallas en su funcionamiento eran muy comunes. No era inusual toparse con un “epoxy slop”, un error que provocaba fugas de tensión y cortos circuitos.
Cuando comenzó a utilizarse para suplir a los focos incandescentes en algunas aplicaciones, los fabricantes de letreros se mostraron renuentes a invertir en esta tecnología. ¿Quién les iba a garantizar que ese chip de plástico iluminaría un display entero? Sin embargo, a medida que el producto se perfeccionó, muchas compañías se aventuraron a lo desconocido y comenzaron a ofrecer ese servicio no sólo como una alternativa, sino como la única opción para crear un letrero. Después de todo, ¿cómo oponerse a un sistema con garantía de cinco años de vida útil?
Diferentes modelos
Como todo lo que adquirimos hoy en día, existen diferentes escalas y calificaciones para calificar un letrero fabricado a la medida. Siendo que es posible encontrar productos prácticamente desechables y con una vida útil bastante corta, la compra de LEDs no puede guiarse únicamente por el precio.
Muchos fabricantes de
letreros suelen ofrecer las mismas garantías que sus proveedores de LEDs atribuyen a sus productos. Para Elliot Hord, Director de St Joe Sign en Missouri con más de veinte años de experiencia en el mercado de la señalización, la clave para diferenciarse está en el servicio al cliente. “Un producto puede tener una garantía de cinco años, y quizás algunas tiendas respetaran esto, pero sólo para las partes individuales. El cliente probablemente pasará un mal rato tratando de arreglar esta parte dañada”, comenta Hord. “Nosotros hemos optado por ofrecerle al cliente arreglar su letrero cuantas veces sea necesario gratuitamente a lo largo de los cinco años de garantía”.
Como se estableció antes, el factor fundamental en la toma de decisiones al momento de comprar sus módulos LEDs es la durabilidad. El truco de todo buen fabricante de letreros es encontrar el mejor producto al mejor precio sin sacrificar la calidad o la longevidad de su resultado final. Busque siempre a un fabricante honesto que le presente las características verdaderas de sus LEDs. Al final del día, su cliente probablemente no recuerde de quién adquirió sus LEDs, pero no olvidará el servicio que usted les ofreció.
La escala IP
La escala IP, o Ingress Protection Rating, es uno de los sistemas esenciales para medir la resistencia que tiene un determinado producto para mantener sustancias extrañas fuera de él, ya sea polvo, tierra o humedad. Por ejemplo, un rating de 11 sería un valor muy bajo, equiparable al de un pedazo de papel. A medida que la escala asciende (el tope es 69), la resistencia del producto se incrementa.
La relevancia de la escala IP cobra sentido al momento de determinar cómo actúa el producto en interiores y exteriores. Por ejemplo, digamos que usted necesita comprar LEDs para una aplicación acuática, como una alberca, una fuente o una cortina de agua. Para estos casos, necesitaría elegir un diodo nivel 67. Por otra parte, si quisiera colocar un sistema de iluminación en un bar o una librería, necesitaría solamente un calibre 55. El precio varía dependiendo de estos niveles, por lo cual la escala puede ser de gran utilidad al momento de decidir qué grado de protección necesita para su aplicación sin tener que pagar más de lo que en realidad requiere.
Si está buscando LEDs para una aplicación en exteriores, busque un producto con un grado IP elevado (alrededor de 67 o 68). También compare la flexibilidad y las condiciones de instalación. Se recomienda empezar con productos de marcas reconocidas, como Sylvanie, Sloan y US LED. Posteriormente, usted puede experimentar con opciones más económicas hasta que encuentre alguna que cubra sus necesidades.
Por ejemplo, un sistema de LEDs en red puede iluminar gabinetes o cajas de luz que van desde los más pequeños de 6 pulgadas por 6 pulgadas, hasta aquellos en gran formato de 3.5 m por 7 m que se vayan a colocar a una distancia de 65 pies de altura. En ambos casos, recuerde verificar los siguientes factores: facilidad de instalación, número de lúmenes por pie, ángulo de iluminación y, por supuesto, consumo de electricidad.
Si opta por comprar LEDs económicos, es posible que tenga que instalar varias guías, colocándolas a una distancia de 5 pulgadas entre sí, las cuales consumirán mucha electricidad. Esto derivará en costos de operación considerablemente elevados. Invertir en LEDs de alta calidad desde el inicio puede reducir su demanda de energía, ya que ocuparán menos espacio en el gabinete (puede colocarlos a 12 pulgadas de distancia). Por ejemplo, AgiLight ofrece productos a distintos precios con un amplio ángulo de iluminación gracias a los lentes de bulbo que sobresalen por encima del módulo LED. Esta línea de LEDs y similares pueden otorgarle gran versatilidad si se dedica a fabricar letreros.
En defensa del Neón
Hoy en día, se podría pensar que el Neón no puede ganarle la batalla de la versatilidad a los LEDs que le sonríen desde cada letrero en la vía pública. Sin embargo, cualquiera que haya visto cómo brilla un tubo de neón no podrá negar que es imposible no quedar hipnotizado por sus efectos. El Neón tiene una cualidad casi romántica, especialmente ahora que sólo unos cuantos conocen el misterio detrás de la colorida sustancia que oscila dentro del vidrio. Aun a estas alturas, los LEDs no han conseguido capturar la habilidad de emitir luz a 360º. Ante esta visión tan nostálgica, los LEDs podrían parecer bastante planos. En un mundo lleno de plástico, el Neón es un producto que evoca un tiempo, un oficio y una elegancia que se ha quedado varada en el pasado.
¿Las desventajas? En primera instancia, estas aplicaciones son peligrosamente frágiles al estar hechas de vidrio. Hoy en día, sólo un técnico especializado en servicios de reparación de Neón podría arreglarlas. A esto le sumamos que con sólo transportar un letrero de este tipo se corre el riesgo de romperlo.
Segundo, el Neón requiere alto voltaje; no cualquiera puede conectar un letrero de este tipo de forma segura. Adicionalmente, consumir voltaje en esta cantidad implica un recibo de luz muy costoso. A veces, las cosas más sencillas pueden obligar al cliente a llamar a un reparador. Elementos como aves, insectos, roedores e inclusive una simple lluvia y un poco de humedad pueden interferir con el funcionamiento del letrero.
Tercero, el reemplazar un segmento de Neón podría resultar contraproducente. Siendo que el Neón presenta cambios de coloración con el tiempo, el trozo nuevo quedará de un tono distinto al del resto del letrero.
¿Un futuro para el Neón?
Aunque las habilidades requeridas para crear un letrero de Neón se consolidaron con el tiempo, el número de negocios que se dedican a fabricar su propia señalización con este sistema son cada vez más escasos.
Hoy en día, este oficio puede considerarse una actividad casi artesanal. “Un amigo, cuya compañía tiene todo para realizar señalización con Neón, acaba de retirarse. Tiene más de ochenta años y es el único en la empresa que conoce cómo fabricar este tipo de letreros. Una vez que se vaya, ya nadie conocerá el secreto”, comenta Elliot Hord.
Sin embargo, quienes llevan mucho tiempo en el negocio aseguran que el Neón no irá a ninguna parte. Siempre tendrá un nicho en el mercado mientras su popularidad se sustente en dos cosas: la predilección de los clientes por un look vintage y el fuerte vínculo nostálgico que evoca en quienes lo admiran.
Hablemos del precio
El costo de un letrero de Neón varía. Un simple anuncio de “ABIERTO” puede llegar a costar alrededor de $450 USD en la región centro de Estados Unidos y cerca de $600 USD en California. Adquirir un producto así sería como comprar un automóvil clásico: implica tomar grandes precauciones para su mantenimiento, así como prever los costos y la logística de su reparación. Un cliente debe saber dónde encontrará un negocio que ofrezca servicios de mantenimiento desde antes de adquirir el producto.
Aunque un letrero de Neón correctamente instalado puede durar muchos años, eventualmente algo surgirá. Un solo transformador puede llegar a costar más de $100 USD, sin sumarle gastos de reparación.
Por último, nos gustaría compartir el secreto de la felicidad LED: no cese de experimentar. Justo cuando crea tener todas las respuestas, el progreso nos alcanzará una vez más con una nueva ronda de productos y posibilidades jamás esperadas. Y recuerde, estamos en la Era Dorada de los LEDs: hoy (casi) todo es posible.
Agradecemos a Elliot Hord de St. Joe Signs por su información en la elaboración de este artículo.