El marketing del siglo XXI ha atravesado transformaciones radicales. De un enfoque centrado en el producto y la promoción, hemos evolucionado hacia un ecosistema de experiencias, emociones y conexiones humanas profundas. En este contexto, el concepto de Marketing 6.0, desarrollado por Philip Kotler, plantea una integración entre tecnologías emergentes y la comprensión empática del consumidor como ser humano. Esta visión da paso a una nueva era: la del marketing inmersivo.

Más allá de las métricas tradicionales, el marketing inmersivo busca generar vivencias memorables. Utiliza la inteligencia artificial, la realidad aumentada, el metaverso y el análisis de datos no solo para segmentar audiencias, sino para diseñar momentos significativos que conecten con las emociones, deseos y valores de los usuarios. Se trata de una estrategia que transforma la interacción en una relación auténtica.
Diversas marcas de gran relevancia han comenzado a adoptar este paradigma y los resultados son reveladores. A continuación, analizamos algunos de los casos más destacados, los cuales evidencian cómo las empresas pueden transformar su vínculo con el consumidor al implementar estrategias que van más allá de lo visual o funcional, tocando fibras emocionales profundas.
Magnum: Placer que se escucha
La marca de helados premium, Magnum, es un referente de innovación sensorial en el mercado de alimentos indulgentes. En su campaña de 2023, la firma presentó una estrategia que integraba inteligencia artificial, diseño sonoro y mecánicas de participación en redes sociales para dar a conocer sus nuevos productos: Moonlight y Sunlight.
La propuesta fue tan creativa como desafiante: se pidió a los consumidores grabar su mejor “mmm” al observar un video sensorial de los nuevos helados. Este sonido, símbolo de placer, era evaluado por un algoritmo que determinaba el nivel de recompensa: desde descuentos hasta productos gratuitos. La campaña tuvo una altísima tasa de participación y logró la entrega de 150 mil cupones en menos de dos semanas.
Pero el elemento más distintivo fue el cierre de la campaña: una canción original creada a partir de los sonidos emitidos por los participantes, en colaboración con artistas indígenas. Esta acción no solo fue una forma de agradecimiento, sino también una manera de devolver al consumidor una parte de la experiencia. En lugar de ser un receptor pasivo, el público se convirtió en co-creador de contenido.
KFC: Tecnología al servicio de la conciencia social
El caso de KFC es un ejemplo paradigmático de cómo una estrategia de marketing puede trascender el plano comercial y abrazar una causa social. Bajo la dirección de Redenka Vázquez, la marca integró sus esfuerzos de responsabilidad social con una mecánica de gamificación y alianzas tecnológicas.
El programa Harvest, que consiste en la donación de alimentos en buen estado pero no vendidos, encontró en el videojuego Minecraft un aliado inesperado. Mediante una simulación dentro del juego, los participantes transportaban piezas de pollo virtual desde los restaurantes hacia los bancos de alimentos. Por cada logro alcanzado, la compañía duplicaba las donaciones reales.
Esta combinación entre entretenimiento, causa social y participación digital tuvo un enorme impacto: más de un millón de porciones fueron entregadas, y la marca obtuvo un posicionamiento emocional genuino. KFC logró comunicar un propósito significativo de forma innovadora y alineada con los valores de las nuevas generaciones.
Grupo BIMBO: Fortaleciendo la economía local con IA
La historia de Grupo BIMBO muestra cómo la empatía y la tecnología pueden converger para revitalizar comunidades. Tras la pandemia, muchos pequeños negocios de comida callejera se vieron fuertemente afectados. Juan Rossi y su equipo decidieron actuar. Diseñaron una guía digital que geolocaliza más de 8,000 puestos de hamburguesas y hot dogs en todo el país, brindándoles visibilidad ante los consumidores.
Además, mediante herramientas basadas en inteligencia artificial, los dueños de estos negocios pudieron crear rótulos, menús y materiales promocionales personalizados. Esta solución no solo democratizó el acceso al diseño gráfico, sino que también fortaleció la identidad visual de miles de emprendedores.
Este caso evidencia cómo el marketing puede ser inclusivo, accesible y útil. La marca no solo incrementó su reputación, sino que construyó un lazo de confianza y colaboración con un segmento históricamente desatendido.
Pokémon GO: Tecnología global con alma local
El videojuego Pokémon GO, desarrollado por Niantic, es conocido por su capacidad para movilizar a millones de jugadores alrededor del mundo. Sin embargo, el verdadero mérito de la estrategia liderada por Alan Mandujano en América Latina fue lograr que esta experiencia global adoptara matices culturales propios de cada región.
En México, la implementación de PokéParadas en tiendas de conveniencia como 7-Eleven y McDonald’s no solo mejoró la experiencia del jugador, sino que también incrementó el tráfico en los puntos de venta. La incorporación de elementos culturales, como Pokémon adornados con flores de cempasúchil, permitió que los usuarios se sintieran representados en el juego.
Uno de los momentos más memorables fue el evento City Safari en la Ciudad de México, que congregó a más de 30,000 jugadores. Fue un testimonio del poder de convocatoria del juego y de su capacidad para crear comunidad en un entorno híbrido entre lo digital y lo físico. Esta estrategia reforzó la lealtad de los jugadores y generó un fuerte impacto mediático y emocional.
Conclusión: El nuevo propósito del marketing
A través de estos ejemplos, se puede constatar que el Marketing 6.0 no es una tendencia pasajera, sino una evolución lógica y necesaria. La tecnología, cuando es bien empleada, permite escalar experiencias, personalizarlas y dotarlas de significado. Pero lo esencial es la intención: conectar con las personas desde su humanidad.
El marketing del futuro ya no gira en torno a productos, sino a propósitos. Las marcas exitosas no serán las que griten más fuerte, sino las que escuchen mejor. Crear experiencias inmersivas no significa usar más pantallas, sino provocar más sensaciones, más recuerdos y más vínculos.
Hoy, el desafío es claro: transformar cada punto de contacto en una oportunidad para emocionar, inspirar y aportar valor. Y como lo demuestran estos casos, las herramientas están disponibles. Solo hace falta decisión, creatividad y un profundo respeto por las personas a quienes queremos servir.