Al hablar de la popularidad en ascenso de las telas en la industria gráfica es imposible no mencionar a la impresión Direct To Garment (DTG), o directa a la prenda, como una de las tendencias más novedosas del mercado.
También llamada impresión digital textil, esta tecnología llega como una alternativa a las técnicas mejor posicionadas como la sublimación o la serigrafía, pero poco a poco ha sabido encontrar su propio nicho de mercado ya que se lleva tan bien con las nuevas herramientas de comunicación vía internet y las necesidades de personalización e inmediatez de las generaciones más jóvenes.
Entre los temas que más se discuten a la hora de proponer esta tecnología de impresión se destacan los costos de los equipos, los volúmenes de producción y el tipo de tintas que se utilizan, pues de su calidad depende no sólo el buen resultado de un proyecto, sino la larga vida de los equipos de impresión.
¿Tintas qué?
Antes de pensar en la impresión digital directa como una inversión para ampliar un negocio o emprender uno nuevo es importante saber que esta técnica requiere de consumibles especiales para el tipo de máquinas que se usan, especialmente al hablar de tintas. Es un error común pensar que una tinta de calidad es aquella que proporciona buenos colores, resistencia al desgaste y buen acabado al tacto y la vista, si bien todo esto es cierto, una buena tinta además “cuida” los cabezales de impresión y previene daños al equipo.
Hasta la fecha, al ser una técnica relativamente nueva, la impresión digital textil no ofrece una gama tan amplia de tintas como otras tecnologías, ni existen tantas marcas en el mercado. La mayoría de ellas pueden dividirse en tres grandes grupos:
Tintas ácidas: se utilizan sobre todo para imprimir sobre tejidos de adhesión compleja como la lana, mohair o seda; están hechas a base de ácido acético o cítrico, de modo que deben usarse con mucha precaución ya que podrían resultar tóxicas.
Colorantes dispersos: éstos se usan para la impresión de fibras sintéticas como el nylon, acrílico y poliéster, y se llaman así porque requieren siempre de un agente que ayude a su dispersión para que los tintes puedan extenderse sobre la tela sometiéndolas a altas temperaturas.
Tintas pigmentadas: se trata de las más populares de esta tecnología, especialmente creadas para la impresión sobre telas de algodón. Se caracterizan por ser muy durables ya que los pigmentos penetran a fondo las fibras de tela y se adhieren a ellas, creando de esta manera diseños más complejos que pueden incluir degradados, sombreados y efectos de tonalidad como el desgaste o la saturación. Otra ventaja importante de este tipo de tinta es que permite reproducir casi a la perfección los colores que producen las tintas dye.
Tintas reactivas: estas tintas son muy recomendables para imprimir en algodón, lino, rayón, lanas, fibras naturales, seda, cáñamo, cachemira, bambú y otras. El nivel de cobertura de este tipo de tintas es muy alto, no despide ningún olor y son muy suaves al tacto.
La clave del éxito está en la preparación
Si bien una de las ventajas más importantes de la impresión digital directa es que conlleva un proceso más sencillo que el de otras técnicas, lo cierto es que no se trata solamente de presionar un botón e imprimir la tela. Para que los resultados sean óptimos es muy importante que el textil pase por un tratamiento previo que lo prepara para recibir los pigmentos.
Aunque existen algunas excepciones, lo más recomendable es que todo textil que se vaya a imprimir por DTG pase por un proceso de preparación, el cual consiste en aplicar un líquido pretratamiento independientemente del tipo de tinta que se use.
En el caso de camisetas blancas, éstas podrían imprimirse sin pretratamiento siempre y cuando se usen tintas que lo incluyan; sin embargo, esto seguramente mermará la calidad, pues en el 90 por ciento de los casos no funciona ya que la prenda no obtiene un color vivo. Además, a la hora de lavar la prenda lo más probable es que el diseño se desprenda. Por otra parte, en el caso de prendas oscuras, es imposible imprimirlas sin pretratamiento, pues éste es necesario para crear una capa de tinta blanca sobre la cual se plasma el diseño a color.
Cabe mencionar que la tinta blanca puede resultar problemática en esta técnica de impresión, pues debe ser suficientemente densa como para ser permeable y generar una capa en las prendas oscuras que no deje pasar las tintas de colores. Precisamente esa viscosidad puede tapar los cabezales o generar depósitos sólidos en los tubos y cartuchos, por lo que es muy importante realizar un mantenimiento profundo luego de cada trabajo que involucre tinta blanca. Algunos modelos novedosos de equipos de impresión han incluido sistemas de agitación de tinta blanca para evitar su solidificación, aunque eso sólo reemplaza la labor de sacar y sacudir los cartuchos periódicamente, pero no evita que se generen depósitos en los tubos, por lo que una limpieza profunda es fundamental. Este problema no es exclusivo de la tinta blanca, utilizar tintas de baja calidad que se secan con facilidad también puede generar estos problemas en las máquinas. Entre más se use el equipo, menor será la necesidad de hacer limpiezas ya que la circulación diaria de la tinta evita los sedimentos.
Existen diversas formas de aplicar el pretratamiento en las telas a imprimir:
Con pistola de esparsión, spray manual o eléctrico. Se trata de la técnica más popular ya que permite un mejor aprovechamiento del pretratamiento y garantiza una mayor penetración del textil. Es rápido de aplicar, proporciona un acabado más uniforme sobre el área de trabajo y optimiza la aplicación al gastar menos material.
Particularmente recomendable para trabajar altos volúmenes o áreas grandes de camisetas a nivel industrial, este método favorece el ahorro de tiempo y, una vez que se domina la técnica, puede incluso usarse menos material ya que al aplicarlo en zig zag de forma continua el líquido se esparce naturalmente y no es necesario rociar cada centímetro del textil, si queremos por ejemplo imprimir en A4 podemos aplicar el pretratamiento solamente en el área de impresión con una o dos pasadas de spray.
La desventaja de esta forma de aplicación es que si queremos realizar estampados pequeños en lugares muy específicos, como el bolsillo de una camiseta, se desperdicia mucho material por la volatilidad del líquido. Esta técnica puede realizarse de forma manual o con pistola eléctrica, siendo esta última la más recomendable por la uniformidad la que brinda.
Técnica de rodillo. Esta es una de las formas más populares de aplicar el pretratamiento pero no es ni la más rápida ni uniforme ya que se trata de una metodología manual que puede resultar económica si se aplica correctamente; pues los rodillos son de bajo costo, sin embargo, ya que no es muy fácil de aplicar puede representar un mayor gasto de líquido pretratamiento. Para garantizar un buen resultado siguiendo esta técnica es necesario dominarla muy bien y lograr una presión uniforme y constante para evitar parches o manchas.
De optar por esta técnica es recomendable limpiar las prendas con un cepillo que retire las pequeñas fibras o pelusas para evitar la contaminación durante el pretratamiento o la impresión, no solamente de los colores o las prendas, sino del equipo de impresión y los
cabezales.
Aplicación con screen. La mejor forma de entender este método es comparándolo con la serigrafía. Es la más compleja de las tres ya que se usa mucho pretratamiento y requiere cierto nivel de dominio de la técnica, pues la clave está en la eficiencia de la dispersión del líquido pretratamiento como si de tintas de serigrafía se tratara es decir, a través de una pantalla. Debido además a que los nuevos líquidos de pretratamiento son mucho más acuosos y líquidos que los que se usaban hace años, esta técnica se ha complejizado.
Como en todas las técnicas de impresión que existen, el buen resultado de la DTG depende de la calidad de las tintas, el pretratamiento y los materiales de impresión, de modo que evaluar cuáles son los más adecuados a nuestro negocio es fundamental.