Precisión y resistencia: mallas para serigrafía

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Actualmente, las mallas más populares se fabrican con nylon y poliéster; el nylon es un material muy elástico, lo cual facilita la impresión en superficies irregulares o curvas, pero resta precisión cuando se trata de trabajos con mucho detalle.

Pocas técnicas de impresión son tan versátiles como la serigrafía, se utiliza tanto en reproducciones de arte como en cartelería, impresión en cristal, aluminio y madera, ya sea en publicidad, impresión de empaques, entre otros sectores. Sin embrago, no es una técnica sencilla y los buenos resultados dependen de muchos factores, entre ellos, aunque no siempre se tiene en mente, la calidad y características de la malla.

Antiguamente se utilizaba seda para la impresión serigráfica, ésta se montaba sobre un marco de madera y se tensaba en la mayor medida posible, a través de los minúsculos orificios de la tela se filtraba la tinta y pasaba al sustrato final. Aunque al día de hoy el principio de la técnica sigue siendo el mismo, los materiales y herramientas se han modernizado a tal grado que hoy en día es posible imprimir mediante serigrafía casi cualquier superficie. Precisamente por eso es que se han perfeccionado los sistemas, para adaptarse a nuevas aplicaciones. Este es el caso de la tinta, los equipos y, por supuesto, las mallas. El mercado actual oferta una amplia variedad de mallas que se adaptan a las distintas necesidades del cliente.

La malla es la base de la serigrafía
Como aseguran muchos profesionales del ramo, tanto la calidad de la malla como sus características específicas pueden determinar el resultado de la impresión por serigrafía. Un marco de madera o aluminio sirven como base sobre la cual se tensa una tela que suele ser ligera y resistente al agua, pues es importante que aún en condiciones de humedad se mantenga firme y restirada. Las mallas están disponibles en colores blanco, amarillo e incluso naranja o rojo, debido a que éstos mitigan el efecto de la dispersión de la luz en la exposición directa a los rayos ultravioleta, permitiendo obtener una mejor calidad en la definición del diseño.
Por lo general, a la hora de elegir una malla se tiene en cuenta la flexibilidad de la tela, la uniformidad del diámetro de los hilos que la constituyen, su capacidad de tensión y resistencia. Para un trabajo con muchos detalles es preferible usar telas cerradas, para impresión textil se recomienda una cantidad de hilos entre 18 y 90 por centímetro lineal; en el caso de impresiones con tintas solventes como plásticos, madera, metal, entre otros, se usan mallas de trama más cerrada, entre 100 y 200 hilos por centímetro lineal. Actualmente, las mallas más populares se fabrican con nylon y poliéster; el nylon es un material muy elástico, lo cual facilita la impresión en superficies irregulares o curvas, pero resta precisión cuando se trata de trabajos con mucho detalle y alta calidad, para los cuales es ideal el poliéster, pues es más rígido y resistente a la deformación.

Para que una malla funcione adecuadamente tiene que ser permeable para permitir el paso de líquidos o sustancias viscosas como las tintas o solventes; la impresión es posible al bloquear la tela con una solución fotosensible que, mediante un proceso de revelado, permite el paso de la tinta sólo en ciertas zonas para lograr imprimir una imagen sobre el sustrato.
Sin embargo, el sustrato y la cantidad de hilos por centímetro cuadrado de la tela no son los únicos elementos a tomar en cuenta. En el mercado existe una amplia variedad de tintas y cada una tiene diferentes densidades, incluso hay algunas especiales con brillantina o cristales, de modo que necesitan una apertura de hilos más amplia que la que se usaría con una tinta convencional. Además es importante considerar que a través de una malla no sólo pasará tinta, sino pegamentos y otros líquidos, según sea la aplicación.

La cantidad precisa de hilos
Las mallas se miden por la cantidad de hilos que tienen por centímetro lineal y, entre menor sea el número de hilos, más amplios son los orificios por donde pasarán los líquidos. Las telas de 13 hilos por centímetro se recomiendan para usar tintas escarchadas o con glitter; entre 21 y 37 hilos son ideales para pegamentos de foil, flock, caviar, tintas para cerámica y otras aplicaciones; las tintas textiles base agua y plastisoles, así como fondos blancos y delineados se trabajan con telas de entre 45 y 61 hilos por centímetro; mallas de 77 a 100 hilos son recomendables para la impresión de papel, madera o cartón; las telas de 120 hilos se usan en la impresión PVC o de acrílicos; entre 130 y 140 hilos en mallas de nylon se recomiendan para la impresión de frascos; los metales, circuitos impresos, stickers y más aplicaciones de tintas UV suelen trabajarse con mallas de entre 150 y 165 hilos; las telas de 180 hilos en adelante se utilizan para tintas y barnices UV cuando el detalle es muy fino, como en delineados o rotulación.

Tipos de mallas
Los tejidos naturales como el organdí o la seda se utilizaron en las primeras mallas para serigrafía, pero luego de la Segunda Guerra Mundial comenzaron a usarse fibras sintéticas. Éstas podrían agruparse en dos grandes categorías: las poliamidas (nylon) y los poliéster (terylene), las cuales tienen grandes ventajas: ya que se trata de fibras monofilamento de muy poco grosor, es posible confeccionar mallas muy finas, tienen una gran resistencia al desgaste mecánico y mucha estabilidad dimensional (sobre todo el poliéster) y son resistentes a la abrasión tanto de los productos químicos de limpieza como de los disolventes. Actualmente se ofrece en el mercado una amplia gama de mallas para serigrafía, cada una ideal para distintas aplicaciones:

Mallas de poliamida: derivadas del nylon, estas telas son populares por su alta resistencia al desgaste mecánico y la abrasión, de modo que es ideal para usarse con productos químicos más agresivos. Ya que son altamente elásticas, suelen utilizarse para la impresión de superficies irregulares o rugosas.

Mallas de poliéster: sin duda las más populares entre los impresores de serigrafía, estas telas proporcionan mayor estabilidad dimensional que las mallas derivadas del nylon y son más resistentes al tensado. Son lisas, muy fáciles de limpiar y de alta duración.

Mallas de poliéster de alta tensión (High tech): relativamente nuevas en el mercado, estas telas tienen una resistencia inigualable a la tensión, superando a las mallas convencionales. Además, la pérdida de tensión natural por la humedad es inferior. El poliéster de alta tensión también permite reducir la distancia de contacto entre la malla y el sustrato imprimible, lo que resulta en un mejor registro y alta calidad de impresión, pues el nivel de fricción es muy pequeño.

Mallas de poliéster metalizado: cuando el trabajo de impresión requiere una gran precisión y estabilidad dimensional, como en el caso de circuitos impresos, se recomienda usar este tipo de malla. Se trata de telas poliéster tratadas con níquel luego de haber sido tejidas, el metalizado permite que la electricidad estática generada por la fricción de la regleta contra el tejido sea expulsada, pues la malla metalizada actúa a la vez como conductor eléctrico. Esto reduce accidentes de trabajo y logra una alta definición en la imagen. Estas mallas se usan también en impresiones con tintas termoplásticas que se calientan durante el proceso de impresión.

Mallas de acero inoxidable: este tipo de mallas se usa sobre todo en aplicaciones industriales de gran precisión y depósitos altos de tinta. Funcionan bajo el mismo principio de las telas poliéster metalizadas, son ideales para trabajar con tintas termoplásticas, en la impresión de cristal, cerámica, porcelana y más. Sin embargo, a diferencia de las primeras, son muy costosas y tienen poca elasticidad, lo que limita su uso. El tensado de estas mallas requiere un equipo especializado, lo que encarece la producción.

Mallas de seda sintética: gracias a que por lo general tiene más de 100 hilos por centímetro lineal, este tipo de tela es ideal para dibujos minúsculos y texto muy pequeño. Su principal desventaja es la poca resistencia a la humedad, lo que reduce su tensión y puede perjudicar el resultado final.

Mallas antiestáticas: fabricadas a base de una mezcla de poliéster y nylon carbonizado, estas mallas permiten que la electricidad estática generada por la fricción se descargue de la pantalla, facilitando la impresión de sustratos plásticos y evitando que partículas de polvo u otros agentes se adhieran al sustrato impidiendo la impresión.

Mallas calandradas: diseñadas para reducir el depósito de tinta hasta en un 50 por ciento, suelen usarse en la impresión con tintas UV. Se trata de telas de poliéster, nylon o seda sintética tratadas con un rodillo o calandras calientes, que pasan por una cara de la tela, aplanándola y tensándola en cada trabajo.

¿Qué requisitos debe cubrir una malla para serigrafía?
Aunque la elección de la malla depende de la aplicación final, existen requerimientos básicos que todo impresor debe tener en cuenta. Es fundamental asegurarse de que la tela tiene estabilidad mecánica, es decir, que tiende a recuperar su estructura original una vez modificada; debe ser resistente al alargamiento que conlleva el tensado en marcos; la estabilidad ante la abrasión es básica, hay que asegurarse de que se pueden usar químicos y agentes alcalinos; debe tener una alta estabilidad a la luz y gran elasticidad; pero lo más importante es sin duda que permita el paso adecuado de la tinta, pues de ello depende la calidad de la impresión.

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