Muy probablemente has escuchado hablar de las “horas mágicas” (magic hours), o de la “hora dorada” y la “hora azul” (golden hour y blue hour), que son dos momentos que se suceden durante los amaneceres y atardeceres, y que son momentos en los que la luz tiene unas excelentes propiedades para hacer fotos, y que los fotógrafos novatos suelen desaprovechar porque piensan que hay poca luz. Sin embargo, antes de la salida o puesta del sol hay una luz con una peculiaridad muy interesante.
La hora azul
Esta es la primera que se produce en el día, dado que se trata del momento previo a la salida del sol, o después de su puesta. Es decir, es cuando el sol ya no ilumina directamente la parte de la Tierra donde se encuentra el fotógrafo, pero sí la parte superior de la atmósfera.
En un principio, cuando el sol está justo a punto de salir o se acaba de ocultar, provoca que el cielo tenga tonos anaranjados que tornan rosados (o viceversa) y un poquito más tarde (o antes, si es el amanecer), la luz azul emitida por el sol se dispersa y se difumina provocando que el cielo tenga un color azul intenso, iluminando la escena con una luz fría y difusa que provoca colores saturados.
Este tipo de luz es muy adecuada para diversos escenarios, pero sin duda los paisajes naturales quedan impresionantes. También las escenas urbanas pueden resultar extraordinarias, ya que la combinación de la iluminación artificial con el intenso azul del cielo puede dar lugar a excelentes tomas con mucho más interés que los tipos de iluminación que se dan durante el resto del día.
La hora dorada
La siguiente “hora” o momento viene inmediatamente después de la hora azul al amanecer, o justo antes al atardecer. Se trata del período en el que el sol está sobre el horizonte, a no mucha altura de éste. Dicho de otro modo, es lo que algunos llaman el amanecer y atardecer “puro”, cuando los rayos del sol llegan de forma paralela a nosotros y brindando una calidez que no se da en el resto del día y creando una atmósfera única para hacer fotos.
En este momento la zona del cielo más cercana al astro rey lucirá extraordinaria, con intensos tonos naranjas y amarillos, que luego se volverán rosados y violetas cuando la hora dorada dé paso a la azul (o viceversa en el caso del amanecer).
Este es un excelente momento para hacer retratos, ya que los rayos del sol no son excesivamente fuertes y podemos usarlos para que iluminen directamente al sujeto con una luz cálida muy interesante, y sin que se produzcan sombras excesivamente fuertes. Incluso, si ponemos al sujeto a contraluz, podemos conseguir ese atractivo efecto del pelo iluminado que revela un color más claro de como lo vemos normalmente.
Algunos truquitos extra:
Retratos fantásticos
Si vas a hacer una sesión de retrato, prevé con tiempo el lugar donde vas a colocarte y el de tu modelo, estudia los posibles escenarios y los efectos que quieres lograr, ya que no tendrás mucho tiempo para hacer pruebas.
Procura realizar diversos tipos de retrato, ya que la luz es muy suave y cálida, y hace fácil integrarla de forma artística en las imágenes. Incluso puedes aprovechar las horas mágicas haciendo retratos en interiores, con el sujeto cerca de una puerta o ventana, verás que el resultado es muy distinto que en cualquier otra hora del día.
Como ya decíamos antes, el mejor momento para hacer retratos es la hora dorada, sin embargo, durante la hora azul podemos seguir realizando fotografías, y el flash de relleno es un excelente auxiliar. De esta manera podemos exponer para que el cielo siga teniendo esos tonos azules y naranjas tan característicos, y utilizar el flash para que el modelo esté bien iluminado.
Juega con la luz
La luz que transmite la hora dorada es muy suave y fácil de “controlar” a comparación que otras luces más duras (como la del mediodía). Pero siempre es buena idea llevar algo para tener más libertad a la hora de encuadrar o de situar a tu modelo en un sitio determinado, y en este caso los reflectores y los rebotadores de luz pueden ser un muy buen complemento, sobre todo para cuando queramos rebotar la luz del flash en alguna superficie.
Siluetas y sombras
Si quieres obtener un silueteado perfecto, lo mejor es exponer la fotografía para las zonas claras del encuadre para obtener magníficas siluetas rodeadas de colores cálidos.
Las sombras del final del día también son características de la hora dorada, ya que la posición del sol es muy horizontal, y la luz crea alargadas y suaves sombras que puedes integrar en tus composiciones.
La Luna es tu amiga
Si amas la Luna, este es un momento perfecto para captarla, ya que sale pocos minutos después de ponerse el sol, por lo que la luz ambiente es suficiente para que podamos exponerla con detalle y sin sobreexponerla.
La ciudad como sujeto
Las horas mágicas son extraordinarias para fotografiar el paisaje urbano, ya que el contraste del cielo con las primeras luces artificiales de la ciudad es muy fotogénico.
El momento ideal para realizar este tipo de fotografías es justo cuando se encienden o están por apagarse las farolas, los edificios y monumentos, ya que la diferencia lumínica entre el cielo y dicha luz es menor.
Configura tu cámara
• Usa el modo manual, es la única forma de obtener una exposición correcta. Haz pruebas de exposición hasta que obtengas el resultado deseado.
• Desactiva el balance de blancos para que tu cámara no corrija los tonos cálidos o azules. Puedes dejarlo en modo manual, “nublado”, “sombra” o “fluorescente”, ya que respetan y acentúan los colores cálidos.
• Procura disparar en RAW.
• Usa un disparador remoto o utiliza el temporizador, así evitarás las vibraciones al apretar el obturador.
• De ser posible, usa un tripié.
• El ISO debe estar en el valor más bajo que permita la cámara para evitar el ruido.
Las fotografías que retratan las horas mágicas son algo que no puedes dejar de experimentar, ¡podemos decir que los resultados son muy emocionantes! Seguramente disfrutarás muchísimo mientras lo estés haciendo. ¡Es muy simple! Sólo debes estar en el momento y el lugar adecuado.