En los tiempos actuales en que vivimos, y resultado de acontecimientos que han afectado al mundo de manera global, hoy en día estamos experimentando una serie de cambios que en el pasado eran impensables. Maneras distintas de concebir la convivencia común y hábitos que uno puede ver y experimentar de manera cotidiana.
Hoy día paradógicamente, aunque uno crea que la sociedad se vuelve cada vez más cerrada y egoísta, por otro lado existen alternativas diferentes donde el “compartir” o “reusar” es práctica común. El sentido de pertenencia desaparece cada vez más del vocabulario, sobre todo de las generaciones “millenials”. Los que ya no ven necesario adquirir objetos para satisfacer necesidades momentáneas.
Por ejemplo, muchos de esos millenials prefieren el transporte alternativo como la bicicleta, antes que adquirir un automovil. Y es que al comprar un auto, saben que se enfrentan por un lado, a mantener por largos años un objeto que ocuparán por momentos y del que realmente obtendrán los mismos beneficios que una bicicleta o un taxi les puede ofrecer. En países Europeos el uso de la bicicleta se ha incrementado con el paso de los años, pero existe un problema, con la demanda también crecen las opciones, y al adquirir una bicicleta crecen además los gastos “extras”, similar (en sus justas dimensiones) a la adquisición de un automovil. Es por eso que existen empresas dedicadas a satisfacer la demanda del uso de bicicleta “rentandolas” mediante una módica cuota de suscripción. Así, el usuario no adquiere, sino renta solo por tiempos determinados.
Si necesita viajar por razones de trabajo, ya no paga por una habitación de hotel, sino que le paga a un particular por la renta de un cuarto “dentro de su casa propia”, el cual adquiere por un lapso de tiempo acordado. El beneficio en este último caso es mutuo, ya que el “rentador” obtiene una ganancia por esto.
Lo mismo sucede hoy día, con quienes rentan instrumentos musicales, o “estudios” para los que se dedican al arte. Hay quienes incluso organizan “mercados de trueque”, donde la moneda de cambio es un objeto que a la otra persona le puede resultar útil. A estas prácticas se le conoce como economía colaborativa.
Economía colaborativa
El concepto como tal no es nuevo pero sin duda la tecnología fue su principal catalizador, según un estudio de la consultora inglesa PwC, la industria de la economía colaborativa logró ingresos de 15,000 millones de dólares en 2014 a nivel global y estiman que para el 2025 llegaría a los $335,000 millones de dólares. Esto llevaría al modelo colaborativo a compartir el 50% del mercado con el modelo tradicional.
Uno pensaría que ejemplos claros de esta práctica son unicamente servicios como Uber o Airbnb, pero lo cierto es que cada día abarca más sectores y consumidores. En Estados Unidos, el 51% de los consumidores la utiliza y en Europa, un 52% la conoce y un 17% es usuario habitual. La Comisión Europea calcula que la facturación del sector – estimada en 20.000 millones – puede llegar a 100.000 millones de dólares. Y el Parlamento Europeo, en el informe The Cost of Non- Europe in the Sharing Economy, calcula que puede concentrar entre el 46%-50% del gasto en consumo de las familias y aportar a la economía 114.000 millones de euros.
Pero, ¿Cuáles son los alcances de la economía colaborativa y en que otros aspectos de nuestra vida lo vemos palpable?
Transporte
El sector del transporte es uno de los que más evolución ha experimentado a través de modelos de negocio de los vehículos compartidos, como por ejemplo, Blablacar en Francia; o bien de transporte particular con chófer, como Uber en distintas partes del mundo.
Alojamiento
El sector del alojamiento hotelero también ha visto aparecer al gigante Airbnb, que posibilita que los particulares ofrezcan sus inmuebles o habitaciones a otros particulares.
Finanzas
El sector financiero cuenta con las modalidades del crowdfunding y crowdlending, mediante las cuales los particulares pueden convertirse en mini inversores en proyectos de otros emprendedores, o bien pueden actuar como prestamistas, aportando una pequeña parte del préstamo concedido a otro particular.
Ropa
El sector de la ropa y el calzado también cuenta con sus propias plataformas de economía colaborativa para venta de artículos de segunda mano entre particulares. Por otra parte, también hay plataformas (como Threadless) que reciben las propuestas de miles de diseñadores de ropa por todo el mundo. Aquellos diseños que son mejor valorados por el público son convertidos en ropa, y el diseñador recibe regalías por cada venta conseguida.
Segunda mano
Uno de los grandes pioneros digitales de la economía colaborativa fue eBay, un portal de subastas a través del cual los particulares pueden poner a la venta sus productos de segunda mano, para que otros particulares pujen por ellos.
Estos son solo algunos de los tipos y ejemplos de economía colaborativa más conocidos y con una trayectoria más longeva. Sin embargo, existen muchos otros con menor difusión, pero que ilustran igualmente el carácter de estos modelos de negocio.
El Textil Sharing en la industra gráfica
Existen industrias específicas donde el concepto Sharing también se hace presente. No solo por la cuestión de “reusar” sino sobre todo pensando en ser sustentables y amigables con el medio ambiente. Durante la crisis del COVID-19, se volvió a poner a debate el tema de la Reutilización. El uso permanente de mascarillas desechables, provocaría una crisis de residuos, con su consiguiente impacto, tanto en la salud de la tierra como de sus habitantes, y con mascarillas reutilizables de tela, se pone fin al aumento de los desechos de plásticos.
“Los textiles reutilizables, procesados profesional e higiénicamente, contaminan mucho menos el medio ambiente que los productos desechables y cumplen con los mismos requisitos de higiene”, afirma un comunicado publicado recientemente por la Asociación Alemana de Limpieza Textil.
En una industria tan cerrada como lo es la industria gráfica, uno se preguntaría, ¿de que manera se puede utilizar el concepto Sharing?. Existe un término llamado textil Sharing, y no es más que la reutilización de paños de limpieza de equipos de impresión.
En Alemania la empresa MEWA Textil managment, ha demostrado cómo la sostenibilidad y el concepto del sharing pueden ponerse en práctica también en los talleres. Como parte de un servicio integral, MEWA ofrece un sistema de alquiler completo en el que los paños de limpieza industrial son reutilizables, se entregan a las empresas y se recogen de nuevo después de su uso para que pasen por un proceso de lavado exhaustivo y respetuoso con el medio ambiente.
En el caso de los paños reutilizables de MEWA, los clientes “comparten” no solo los paños de limpieza, sino también la tecnología desarrollada por la empresa alemana, la cual ha sido galardonada por varios premios debido al cuidado de su trabajo con el medio ambiente.
Bajo estrictas condiciones creadas de forma interna, esta tecnología permite, entre otros, recuperar el contenido de aceite y grasa de los paños de limpieza sucios con el objetivo de darles un segundo uso: calentar los sistemas de secado y lavado del propio sistema. De esta manera, se convierten varios millones de litros de residuos en energía cada año y se contribuye a la conservación de los recursos. Si, en cambio, se opta por el uso de papeles o paños desechables para la limpieza industrial, las montañas de desechos seguirán creciendo. Por otro lado, los contenedores de seguridad SaCon de MEWA, cuya vida se extiende a varios años, y las cortas distancias recorridas por el sistema logístico de la compañía a nivel regional, garantizan que el transporte cause mucho menos impacto medioambiental que la importación de productos desechables del Lejano Oriente, cuya logística, además, se basa en envases de plástico desechables tras un único uso. Los paños de limpieza de MEWA, que se ofrecen como un servicio completo de alquiler, son la prueba de que una idea con más de cien años de desarrollo puede demostrar su valor aún en nuestros tiempos.
También existe otra modalidad del concepto Sharing en otras áreas y partes del mundo, en México por ejemplo, el taller Nahual, cuyas instalaciones se encuentran en el Centro Histórico de la Ciudad de México, renta por “horas” un taller completo para la técnica de serigrafía. Se brinda asesoría técnica y conceptual, el costo incluye materiales básicos: estopa, aguarrás y papel revolución, no incluye tintas ni papel, pero en el local se tiene materiales a la venta.
En el caso para impresión digital existen tambien empresas especializadas, tal es el caso de Satori MX, o Concepto gráfico, los cuales rentan equipos por hora, por días o de manera mensual y funcionan de la siguiente manera:
1. Se evalúa las necesidades y se determina el tipo de equipo, con base en el volumen, tamaño y tipo de original, tipo de información y tipo de sustrato a imprimir, copiar o digitalizar.
2. Se presenta la propuesta de renta.
3. Una vez autorizado se entrega el equipo. Se factura de forma mensual.
A manera de conclusión
La economía compartida fomenta considerablemente el emprendimiento, dando lugar a nuevos modelos de negocio y a soluciones innovadoras que permiten distribuir mayormente la riqueza y además lograr que cada quien emprenda su pequeño negocio e ingrese una cantidad considerable haciendo aquello que más le apasiona.
Si estás interesado en emprender un negocio de este tipo lo primero que debes pensar es: ¿qué tipo de producto puede venderse o rentarse a través de este modelo? Busca opciones que la gente esté dispuesta a adquirir de forma sencilla y rápida usando su smartphone o un sitio web. Posteriormente no olvides en implementar un sistema de facturación electrónica, de forma que los compradores obtengan la factura por los servicios otorgados o productos comprados de forma tan fácil como fue adquirirlo.