Cuando la arquitecta Benedetta Tagliabue creó Dome para Bover, supo enseguida que debía diseñar también una ‘hermana pequeña’, con la que iluminar espacios más livianos. Domita es una lámpara formada por finas lamas de madera que confluyen entre ellas, formando una pequeña cúpula que guarda en su interior la fuente de Led.
Para la arquitecta italiana, establecida en Barcelona, los volúmenes siempre vienen determinados por la luz. De ahí que Domita pueda funcionar como un elemento individual, pero permita múltiples combinaciones en función de las necesidades de cada proyecto.
Inspirándose en el Modernismo y en la personalísima arquitectura de Antoni Gaudí, Tagliabue ha diseñado una delicada luz en la que resaltan las líneas orgánicas y la mano de obra artesanal. Un minucioso trabajo que rinde homenaje a las maquetas desde los talleres de Bover en Cardedeu, Barcelona.
Una cúpula, múltiples opciones
La Domita de mesa es una cúpula pequeña y ligera, que reposa directamente sobre la superficie y juega con los matices que emite su fuente de luz inferior, creando un lenguaje rico y sutil entre la luz y los relieves de sus sombras. Su empuñadura de madera, en forma de barrena, es un tributo a todas aquellas herramientas manuales que forman parte de nuestra memoria y cultura visual. Además, permite adaptarse, cambiar de posición para encajar en un momento que sus diseñadoras definen como ‘nómada’.
Las colecciones de suspensión parten de un florón central, con dos opciones de posición. Por un lado, desde el florón se pueden redibujar con el cable eléctrico las formas deseadas en el techo y/o pared, alejando el cable de la verticalidad natural y conduciéndolo a través de un pequeño soporte metálico que hace de guía para el cable y la pantalla. Una segunda opción permite dejar caer las pantallas de forma natural desde el florón, a modo de cascada de luz.