Inteligencia a donde vayas

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Estamos viviendo una época muy especial en materia de desarrollo tecnológico, caracterizada por la automatización, la productividad y por supuesto, la inteligencia. Cada vez más, buscamos en los productos que consumimos una suerte de autonomía que nos haga más sencillo el día a día. Aunque podríamos decir que la tendencia smart comenzó satisfaciendo a fines de entretenimiento y diversión, poco a poco se ha ido diversificando su uso para servir a otros intereses.

Lo primero que viene a nuestra cabeza cuando hablamos de inteligencia tecnológica son los teléfonos de última generación, computadoras, sistemas fotográficos, y en industria gráfica, equipos de impresión y hasta tintas de alta calidad. Pero la inteligencia va más allá de funciones automáticas y sistemas de reconocimiento. Podemos afirmar, por lo tanto, que una tinta es smart si es capaz de cambiar su color de acuerdo a la temperatura exterior, o una etiqueta si puede modificar información obedeciendo a factores externos. Ahora la inteligencia no es exclusiva de los gadgets y sistemas de ocio, sino que ha impactado en otros sectores como la industria médica y automotriz, la seguridad personal, la cultura deportiva y hasta la ingeniería. ¿Y esto qué significa, a dónde nos conduce? Los expertos y amantes de la tecnología creen que esta tendencia puede ser el inicio de una vida no sólo más sencilla y “controlada” de las personas, sino más longeva y estimulante.

EL FUTURO ESTÁ AQUÍ
Como si de ciencia ficción se tratara, hemos sido testigos de esta creciente inteligencia en todo lo que consumimos y nos asombramos durante un tiempo, pero inmediatamente la aceptamos con normalidad y nos preparamos para el siguiente gran logro de la tecnología. Pues bien, cuando creíamos que el internet de las cosas y la inteligencia artificial no podían sobrepasarse, llegó la impresión en tercera dimensión.

Se trata sin duda de uno de los avances tecnológicos más importantes del siglo. La capacidad de crear “desde cero” estructuras tan complejas como un órgano humano es un hito desde la perspectiva que se vea, y significa que no hay límites de dificultad, si podemos llegar tan lejos, ¿qué le espera a la industria gráfica? Estamos lejos de conocer esa respuesta, pero por ahora se ha abierto una nueva posibilidad con la llegada de la ropa electrónica.

Aunque el desarrollo está en ciernes, investigadores chinos han logrado fabricar prendas electrónicas y por lo tanto inteligentes, totalmente aptas para el uso humano y, lo que es mejor, sin que represente un esfuerzo desproporcionado.

El momento no podría ser más oportuno: el mercado textil se eleva como espuma, crece en aceptación y diversificación; la impresión 3D avanza a pasos agigantados, la electrónica portátil rompe las barreras económicas y es adoptada, en mayor o menor medida, por todos los estratos sociales; y la tendencia smart conecta no sólo a personas sino a ciudades y países enteros. Podemos decir entonces que la conjunción de todos estos factores dará mucho de qué hablar en los próximos años y esta vez, el turno es el de la ropa inteligente.

¿CÓMO?
El hallazgo surgió en un equipo de investigación chino que logró usar una impresora 3D para imprimir minúsculos dispositivos electrónicos en tela de forma eficiente y limpia, es decir, alcanzando una calidad y acabado más que aceptable. Se trata de un sistema que tiene la capacidad de transformar el movimiento mecánico en energía, absorber electricidad y almacenarla en la tela para darle distintos usos, aunque por supuesto, lo primero que viene a nuestra mente es la conectividad de los gadgets que usamos, esto tiene un potencial enorme en materia de salud y seguridad personal. 

Este tipo de impresora funciona a través de una boquilla coaxial fabricada especialmente para trabajar en textil, capaz de imprimir fibras electrónicas directamente sobre la tela. El motivo por el que se usó este tipo de boquilla es porque las tradicionales de un eje sólo permiten trabajar con una tinta simultáneamente, lo que se traduce en una producción más lenta y costosa. Como podemos imaginar, en esta aplicación no se usa tinta convencional, sino dos sustancias similares en textura y densidad: la primera es una solución de nanotubos de carbono que funciona como núcleo conductor de energía, y la segunda es la seda del gusano de seda convertida en tinta con la capacidad de aislar el material conductor. Para lograr la prenda impresa se llenaron dos jeringas con estas sustancias y se instalaron en la boquilla coaxial de la impresora 3D para distribuirse en el textil al mismo tiempo. De esta forma, el proceso de impresión fue práctico y más rápido de lo que pudiera pensarse.

¿POR QUÉ?
Hace ya un tiempo que venimos hablando de la ropa inteligente y lo cierto es que todavía hay más preguntas que respuestas, pero los expertos aseguran que esto podría tener aplicaciones y utilidades muy variables que podrían ir desde el cuidado de la salud mediante el rastreo de signos vitales, el atractivo estético y hasta la seguridad personal con la posibilidad de ubicar a personas desaparecidas o enviar señales de alerta en caso de peligro.

Por ahora, en este punto de la investigación la industria de la moda es la principal interesada ya que desde hace décadas ha puesto hincapié en las prendas diseñadas a medida, y no sólo físicamente hablando, sino creadas de acuerdo a la actividad física de una persona, su capacidad económica, estado de salud y demás.

Ya que este procedimiento es mucho más eficiente que los anteriores intentos de coser componentes electrónicos a telas, el éxito de la tecnología es una garantía. La versatilidad de funciones que puede representar está todavía por descubrirse, pero el potencial es enorme. Además, es muy importante mencionar que se trata de un método de impresión muy flexible y práctico, pues en una impresora 3D se pueden incorporar funciones versátiles que se hagan en un solo paso, a diferencia de otras tendencias que consisten en coser manualmente los tejidos.

Ahora bien, seguramente te estarás preguntando qué tan costosa será esta tecnología y la buena noticia es que mucho menos de lo que imaginas, pues las boquillas coaxiales de las que hablamos son perfectamente compatibles con las impresoras 3D existentes en el mercado. El hecho de que no se requieran máquinas especiales significa que la inversión es mínima y, si de cualquier manera planeabas adquirir una impresora 3D, un simple aditamento te da la opción de ofrecer un servicio que, desde ya lo decimos, tendrá un enorme impacto en el mercado.

SIN PERDER EL GLAMOUR
Ya que hablamos de prendas de vestir, y no textiles en general, probablemente te cueste imaginar cómo será atractiva una prenda con circuitos y aditamentos electrónicos; la imagen de una camisa cubierta de cables y botones no podría ser más alejada de la realidad, pues se trata de sistemas miniatura y tan compactos que ni siquiera notarás que están en el textil. Los desarrolladores de esta tecnología están muy interesados en que las telas no pierdan sus cualidades básicas de suavidad, transpirabilidad y elasticidad, pues la electrónica rígida podría no ser muy cómoda para el uso diario.

Como ya mencionábamos, aún es temprano para decir cuáles serán las aplicaciones específicas de esta tecnología, y hasta ahora las pruebas concluyentes se han concentrado en la generación y conversión de energía eléctrica en las prendas, pero ¿qué utilidad podría tener? Los investigadores creen que esto podría darle a las prendas la posibilidad de emitir luz, o echar a andar distintos sistemas que van desde un reloj eléctrico hasta un temporizador o sistemas de reproducción de música, y ¿por qué no? Sistemas computacionales capaces de desempeñar tareas mucho más complejas.

POSIBILIDADES SIN FIN
Si todo sale bien, en el futuro podríamos dejar atrás las prendas que vestimos y usar ropa completamente distinta que nos mantenga conectados y comunicados todo el tiempo, o que automatice algunas de las acciones que hoy en día realizamos. Las posibilidades hasta ahora parecen infinitas y abiertas a la creatividad de los desarrolladores de esta tecnología. Seguramente serán muchas las industrias que se favorecerán con la impresión 3D de ropa, y podríamos estar frente a una verdadera revolución tecnológica de la publicidad, la moda, la medicina, el deporte, el entretenimiento y mucho más.

Si estás pensando en invertir en impresión 3D, este es un gran momento para abrir la puerta a esta tecnología que sin duda veremos crecer en los próximos años.

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