La impresión en telas y sobre todo la personalización de prendas de vestir es al día de hoy uno de los negocios más rentables y consolidados de la industria gráfica. Aunque a veces pareciera que se trata de un sector olvidado o antiguo, lo cierto es que es uno de los más fuertes y posicionados.
Para comenzar una empresa con este giro, el primer paso será determinar la técnica de impresión que ofreceremos al público, pues existen muchas opciones con distintas características y a veces no será posible combinarlas. Específicamente si se trata de una tienda online, contamos con diversos beneficios como los bajos costos de administración y la posibilidad de adaptar distintos espacios de trabajo a las necesidades de nuestro negocio.
LOS MÁS POPULARES ARRIBA
Entre las distintas técnicas que podemos utilizar en la personalización de prendas de vestir se encuentran la sublimación, la serigrafía y la impresión DTG (Direct to garment). Cada una de estas tecnologías posee fortalezas y debilidades que deberás evaluar muy bien antes de elegir una de ellas.
A grandes rasgos, las diferencias de producción en cada técnica consisten en lo siguiente:
• Sublimación. Por demás conocida, se trata de una tecnología con gran penetración debido a que ofrece una alta calidad en la pureza de los colores y la resolución de la imagen. Básicamente consiste en transferir una imagen de papel a otra superficie, en este caso una prenda de vestir, por medio de altas temperaturas y distintos grados de presión. Una de sus principales ventajas es que tiene una alta resistencia a agentes de desgaste.
• Serigrafía. Ideal para la producción en serie de prendas de vestir, esta es una de las tecnologías favoritas del público por su acabado con relieve perceptible al tacto y la vista. Cada diseño que vaya a imprimirse requiere la fabricación de una malla emulsionada que bloquea el paso de tinta, por lo que solo es rentable cuando van a producirse muchas prendas iguales.
• Direct to garment. Sin duda una técnica revolucionaria que surgió con la promesa de simplificar el proceso de impresión textil, consiste en imprimir una tela con una impresora digital como si de papel se tratara. Esto la convierte en la técnica ideal para producir diseños de gran complejidad sin importar la cantidad de colores que tenga. Ya que la impresora solo puede imprimir una prenda a la vez, es adecuada para la personalización de prendas y para proyectos con distintos diseños.
Como ves, estas tecnologías son muy distintas entre sí aunque en esencia sirven a los mismos fines. No es ni siquiera oportuno hacerlas “competir” o intentar establecer cuál es mejor que otra, simplemente brindan resultados distintos y mientras más rápido comprendamos cuáles son las oportunidades y potencial de cada una, mejores resultados
obtendremos.
¿QUÉ ES MEJOR PARA TI?
Básicamente son dos los factores que deberás tener en cuenta para elegir una técnica de impresión: el volumen de producción que sueles manejar y el tipo de diseños que te gustaría imprimir. Evaluando estos dos puntos sabremos qué es lo mejor para nuestro negocio. Si por ejemplo nos interesan los diseños autorales, los colores sólidos sin degradados, las texturas y las producciones masivas, la serigrafía es la técnica ideal.
Si la prioridad de nuestro negocio es hacer reproducciones casi fotográficas en prendas de vestir, imprimir patrones, cubrir amplias gamas cromáticas y producir textiles muy resistentes al desgaste, la sublimación es perfecta para este objetivo.
Por último, la técnica DTG es apropiada para nuestro negocio si pretendemos eficientar los tiempos de producción, o si queremos ofrecer a nuestros clientes la posibilidad de imprimir muchas prendas con diseños diferentes entre sí.
Cualquiera que sea la técnica que más nos agrade, los expertos en impresión textil recomiendan partir de la pregunta ¿Cuánto voy a vender? Es cierto que puede ser impredecible y difícil de responder, pero saber al menos cuáles son nuestras metas comerciales nos situará en un terreno más cercano a la realidad.
Si te resulta imposible responder a esta pregunta, lo mejor es optar por la impresión Direct to garment. Esta técnica representa bajos costos de producción y una inversión inicial bastante razonable, así que puede ser una forma adecuada de entrar al mercado y medir a tu público sin poner en riesgo un capital muy alto; sobre todo si se trata de un negocio en línea, ya que éstos suelen ser muy inestables al comienzo.
Si por el contrario estás seguro de que atenderás pedidos muy grandes de forma constante, o te interesa experimentar con diseños de relieve, la serigrafía puede ser para ti, pues imprimirás largos tirajes con las mismas mallas y sin generar costos extras.
La sublimación, por su parte, es la técnica ideal para tu negocio si lo que buscas es atender a mercados variables con aplicaciones diversas, o si tus clientes necesitan prendas altamente durables, como es el caso de prendas de moda u otros textiles de uso diario y constante contacto con agentes de desgaste.
DE MUNDOS DISTINTOS
Estas tres tecnologías de impresión se han ganado sus propios mercados y hoy podemos decir que su calidad no está en duda. Ahora bien, como hemos explorado en este texto, nos queda claro además que los procesos de producción son muy distintos, así como sus posibilidades de comercialización, pero ¿qué pasa con los acabados y la apariencia final?
En lo referente al color, la sublimación es capaz de alcanzar una gama ilimitada de colores utilizando tintas CMYK, las cuales son de acabado transparente y se suman al color del fondo. Entonces, aunque se pueden alcanzar colorimetrías muy complejas, lo ideal será siempre imprimir sobre materiales claros y de preferencia blancos. Esto, por supuesto, representa una limitación creativa a la hora de personalizar prendas. Utilizar prendas de colores, incluso si no se usa ninguna tinta del mismo tono, no es recomendable porque el diseño perderá muchísimo atractivo.
Esto no sucede con la serigrafía, cuyas tintas son mucho más densas y sólidas, lo cual permite imprimir sobre prendas de cualquier tonalidad, logrando efectos muy atractivos que no pueden hacerse mediante ninguna otra técnica. Sin embargo, debido a que en serigrafía cada color del diseño significa preparar una malla independiente, los diseños muy coloridos se encarecen considerablemente y la producción de una serie puede ser costosa.
El caso del direct to garmet es muy similar al de la sublimación: ya que prácticamente cualquier color puede partir de un abanico CMYK, es posible crear gamas muy complejas e incluso efectos como degradados o sombreados sin que ello implique costos o tiempos de producción extras.
En cuanto a textura se refiere, no cabe duda que la serigrafía brinda acabados más interesantes al tacto y la vista, pero tanto la sublimación como el direct to garment han evolucionado para dejar atrás la rigidez de los diseños y las texturas acartonadas, brindando mayor suavidad en la impresión y siendo así más cómoda para el uso diario.
En conclusión, todas estas técnicas son muy recomendables siempre y cuando se apliquen correctamente y sirvan a nuestros objetivos como impresores o usuarios, pero reconocer sus diferencias puede ampliar nuestro panorama creativo y ayudarnos a elegir lo más congruente con nuestras aplicaciones. Aunque es difícil, tampoco es imposible ofrecer estas tecnologías en un mismo negocio; por supuesto implica una gran inversión económica, pero podemos comenzar con una empresa pequeña que se vaya expandiendo según los intereses de nuestros clientes. Sea cual sea tu interés en este momento, no pierdas de vista la constante evolución de estos métodos de impresión textil, pues podría sorprenderte lo rápido que van dejando atrás sus
limitaciones.