Muebles del futuro para todos

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Todos dedicamos, en mayor o menor medida, tiempo, dinero y esfuerzo a decorar nuestro hogar de acuerdo a nuestros gustos y personalidad; si esto nos provoca una sensación de comodidad, ¿por qué no hacerlo en las ciudades que también habitamos? Por supuesto esta tarea corresponde a las autoridades y se origina en la mente creativa de urbanistas y diseñadores, pero el disfrute y cuidado es comunitario.

Más allá de la arquitectura que es esencia misma de las ciudades, el mobiliario desempeña un papel muy importante porque no sólo es decorativo, sino que tiene un uso práctico, debe ser resistente, durable y armónico a la vez.

El diseño clásico de las ciudades suele procurar la practicidad  y resistencia, por lo que usa materiales industriales como hierro, acero y en algunos casos madera. Sin embargo, de unos años para acá hemos sido testigos del surgimiento de una nueva y emocionante tendencia de diseño atrevido y contemporáneo que impacta a cualquiera.

LA CONQUISTA DE LAS CIUDADES

Desde bancos para sentarse, pilares, columnas, juegos infantiles, semáforos y hasta botes de basura de diseño están transformando las ciudades y ya son claras algunas de las corrientes que los diseñadores están siguiendo.

1. El cuidado del medio ambiente. No es que se trate, y no debería, de una moda; pero afortunadamente la cultura ambiental se ha fortalecido en los últimos años y cada vez se tiene más en cuenta cuando de diseño se trata. En el caso del mobiliario urbano se ha popularizado el uso de materiales más amables con el entorno como la madera reciclada, los paneles solares, materiales reciclados, energías limpias y más.

2. El minimalismo. Aunque no podemos llamarla propiamente una tendencia ya que se ha convertido en un clásico del diseño, ha tenido especial resonancia en el mobiliario urbano por sus líneas simples y la capacidad de adaptarse a cualquier espacio sin romper con la estética arquitectónica.

3. La luz limpia. Cada vez es más común que el alumbrado público de las ciudades incluya sistemas LED u OLED con distintos objetivos como el ahorro económico, la durabilidad, la temperatura estable y su resistencia a agentes de desgaste externos. Además existe en tantos modelos e intensidades que fácilmente puede adaptarse formas, materiales y colores variados, permitiendo los diseños más audaces.

4. Interactividad. Sin duda una de las tendencias más importantes de nuestros días. Ya que vivimos hiperconectados y estamos tan acostumbrados a solucionar las cosas mediante clics, pantallas y sistemas inteligentes, el mobiliario urbano no podía quedarse atrás y desde hace ya algunos años podemos encontrarnos con asientos que se iluminan o reproducen música si nos sentamos, paneles digitales que se activan si perciben movimiento, jardineras diseñadas para captar agua de lluvia, entre muchas otras.

DISEÑO SIN LÍMITES

La industria gráfica ha crecido tanto su variedad de sustratos, equipos y aplicaciones, que los materiales y técnicas no son ya una limitación para los diseñadores más audaces. A continuación algunos ejemplos de mobiliario urbano que impactan:

– Oasis en el concreto. El diseñador Jerónimo Hagerman ha fijado su atención en las plazas públicas y pretende convertirlas en auténticos espacios verdes. Su proyecto llamado Archipiélago consiste en un sistema modular dinámico de forma hexagonal compuesto de islas vegetales donde el usuario puede sentarse a trabajar o simplemente descansar. Construidos sobre plataformas de madera, estos sitios son ideales para alejarse por un momento del ajetreo citadino gracias a que su follaje le permite al inquilino mantenerse parcialmente oculto de los autos y transeúntes.

– Terapia luminosa. Desde hace algunos años, preocupado por la salud emocional de sus habitantes, el gobierno de Montreal ha emprendido distintos proyectos que le permiten a la gente interactuar con fuentes de luz para reducir los índices de depresión en parte provocados por el clima frío y los días nublados. Es el caso de Luminothérapie, un festival protagonizado por la luz que en su última edición contó con atracciones como subibajas y otros juegos construidos de acrílico y metal e iluminados desde el interior con sistemas LED. Este tipo de mobiliario es entonces atractivo no solamente porque satisface necesidades de luz, entretenimiento y comodidad, sino porque es creativo y diferente.

– Bancas al gusto. Definitivamente no hay mejor forma de romper con la tradición del mueble urbano que haciéndolo moldeable y adaptable a las condiciones del usuario. Este es el objetivo del proyecto SimpliSeat, de Maksim Shniak, y se trata de una colección de mobiliario modular hecha en madera, de montaje simple y diseño muy limpio. La intención es que cualquier persona que haga uso de estas bancas sea capaz de modificarlas fácilmente para adaptarla a sus exigencias. Además de práctico, esto puede servir para decorar espacios con temáticas especiales como festividades o eventos.

– Merecido descanso. Como parte de una iniciativa de apropiación del espacio público y con el objetivo de combatir el estrés en las ciudades, los diseñadores urbanistas Jair Straschnow y Gitte Nygaard realmente transformaron el mobiliario público de Copenhague inundando la ciudad de unas llamativas hamacas rojas donde los usuarios podían tomar una siesta o disfrutar de la vista.

– Seguridad máxima. A veces el mobiliario citadino cumple también una función de seguridad y orden, como es el caso de los anclajes para bicicletas, esos tubos que suelen ser muy aburridos donde puedes encadenar tu bicicleta, y que la empresa Bailey Artform ha revolucionado. Desde formas de candados gigantes, llaves, figuras humanas y hasta logotipos se pueden adaptar para proteger los vehículos, de acuerdo al giro de la empresa.

– A la sombra del árbol. El estudio holandés Teun Fleskens sorprendió positivamente con su proyecto  Chitchat, u “Obligar a los extraños”, una línea de mobiliario cuyo principal objetivo es motivar a las personas a interactuar con otras y estimular la conversación. Forma parte de esta serie el banco público Bdlove, creación del diseñador industrial Ross Lovegrove, que permite la cercanía gracias a su forma redondeada donde caben siete personas; se trata de una combinación entre la forma tradicional de una lámpara de mesa y una banca, con el encanto particular de que también es la maceta de un árbol.

– Viva el reciclaje. Reutilizando materiales como palets de madera y láminas de metal, los estudios LMN Architects han creado una línea de mobiliario y equipamiento urbano que además de atractivo es muy funcional. Se trata de instalar en parques públicos de la ciudad de Seattle distintos muebles de forma cúbica y cilíndrica que se complementan como un rompecabezas para formar distintas figuras. Además de ser cómodo y llamativo, este mobiliario realmente fomenta la convivencia y la apropiación de los espacios públicos de forma sana, por lo que son principalmente recomendables para usarse en familia.

Aunado a estas cualidades, el proyecto resultó realmente económico gracias a la reutilización de materia prima, por lo que esperamos ver muy pronto más de estas aplicaciones en las ciudades.

– Cercas de estación. Cercar jardines públicos y privados es muy común en las ciudades más grandes para delimitar el paso de los transeúntes y a primera vista podríamos decir que no hay nada divertido en ello, a menos que se cuente con Alyson Shots, una diseñadora urbana que sorprendió con la instalación de cercas de espejo que reflejan jardines, el pasar de autos o la nieve, según la estación del año. Definitivamente esto es mucho más atractivo que las típicas cercas blancas.

– Bancas con autodefensa. Es cierto que el mobiliario urbano siempre está expuesto a actos vandálicos y resulta imposible monitorearlo las 24 horas del día, entonces, ¿qué mejor que un mueble capaz de “defenderse”? Es el caso de las bancas diseñadas por Margus Triibmann, creadas con materiales reciclados y una estructura de hormigón. Debido a su composición es muy resistente a golpes y pesos altos, por lo que difícilmente se abollará; al mismo tiempo su forma es muy flexible, así que puede moverse, rodarse y hasta utilizarse como rampa de bicicletas y patinetas. Sin duda, el futuro del mobiliario está en este rumbo.

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