Cazadores de paisajes

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En la fotografía de paisaje, tómese su tiempo para estudiar la composición y considere al tripié como su mejor aliado, que además de brindarnos nitidez, nos posibilitará la realización de exposiciones largas y mayor profundidad de campo.

Érase una vez, un fotógrafo que era parte del paisaje que estaba retratando y, a su vez, un paisaje que retrataba al fotógrafo que lo capturaba con su cámara.
Como se debería proceder en muchas esferas de la vida, cuando saque su cámara y salga al mundo a capturarlo en imágenes, piense primero qué quiere, a dónde se dirige y cuál es su plan. Recuerde que puede ir por el mundo tomando fotos por aquí y por allá, sin ningún objetivo claro, pero si quiere hacer un trabajo serio, hay que buscarse los medios, el tiempo, la creatividad y la sensibilidad para hacerlo, y eso sólo se consigue, como dicen por ahí, metiéndole coco y buscando la imagen perfecta.
El paisaje es el género fotográfico más antiguo, nació a principios del siglo XIX con el científico francés Nicéphore Niepce. La fotografía más antigua que se conserva de entonces es un paisaje urbano, se tomó desde una ventana de su casa en 1826 y es conocida como Vista desde la ventana en Le Gras, para la cual se requirió de una exposición de ¡ocho horas!
El paisaje está muy ligado al tema de los paseos urbanos o rurales, viajes y excursiones, al contacto con la naturaleza y con la ciudad. Requiere de tiempo, ojo crítico y previsor. Sin embargo, a menos de que usted esté preso o en una situación similar, es el tema más accesible para cualquier fotógrafo.

Las condiciones de luz
Tome la foto a la hora del día que más le convenga, ya que un mismo escenario cambia radicalmente de acuerdo con la hora en que se haga el disparo.
Las luces naturales más valoradas se dan entre el alba y los primeros minutos de sol, y al ponerse el sol, antes del crepúsculo, cuando el astro rey incide lateralmente. En este momento la luz es más difusa y más cálida, los colores más saturados, el cielo se vuelve muy azul.

Paisaje urbano
Observe los cambios de luz a lo largo de la jornada, registre el horario de la “hora azul”, por dónde sale el sol, por dónde se mete, cómo incide en los edificios.
Para el paisaje urbano tome en cuenta que cuando el sol está muy rasante puede provocar demasiada sombra en las calles y la luz cenital también puede ser un problema al fotografiar fachadas.
En parte, la dificultad que representa el evitar las sombras indeseadas nos hará reconocer las ventajas de la fotografía nocturna, que con ayuda de un tripié se vuelve mucho más fácil y nos da muchas posibilidades para experimentar, por ejemplo, registrar el movimiento de sujetos y vehículos mediante una exposición prolongada.

Las mejores horas para fotografiar
un paisaje son las primeras
de la mañana y las últimas de la tarde.

La perspectiva
Su manejo es fundamental para representar el espacio, dar profundidad y presentar los diferentes planos. Si queremos dar una sensación de tridimensionalidad, deberemos estar muy al pendiente de la perspectiva, que puede acentuarse utilizando un objetivo gran angular (que magnifica los elementos más cercanos y hace que los más alejados parezcan más pequeños) o cuidando de que quede algún elemento en primer plano, por un lado del encuadre, para mostrar la diferencia entre dicho plano y el más alejado de la fotografía.
Si se usa un teleobjetivo la sensación de tridimensionalidad se reduce. Éste lente comprime la perspectiva y hace que los planos parezcan más cercanos entre sí. Este recurso es muy útil si queremos dar una sensación de que las distancias son más cortas o que los objetos están amontonados. Es muy efectivo, por ejemplo, para las fotos de mítines en las que los políticos buscan mostrar una aglomeración. Para ello, use un teleobjetivo y un punto de vista ligeramente alto. En un paisaje natural, el recurso anterior hará que las plantas y árboles parezcan más juntos entre sí o que una montaña lejana parezca más próxima.


El punto de vista
En el paisaje el saber elegir un encuadre desde el principio resulta vital. Cuando sea posible, haga alguna foto con un ligero picado, esto suele mejorar las tomas, ya que mientras más bajo sea el punto de vista, el horizonte queda más elevado y se captará menos paisaje.
Un buen punto de vista nos puede dar una historia en cada fotografía.

La profundidad de campo
Controle el enfoque y la profundidad de campo. No cometa el error de enfocar la parte del centro de la imagen. Aunque parezca extraño, en una fotografía de paisaje, a veces puede ser más efectivo enfocar los planos más cercanos a la cámara que los más alejados. Ello implica que nunca enfoquemos hacia el infinito. Juegue con la hiperfocal hasta encontrar el punto más adecuado.
Para lograr gran profundidad de campo (tener enfocados desde el primero hasta el último plano) lo mejor es usar una óptica angular y el diafragma lo más cerrado posible (un número f alto, de preferencia mayor a 9).

El tripié
En este caso, el tripié debe ser compañero incondicional del fotógrafo porque, al no ser conveniente el uso del flash (por más que queramos, no lograríamos aluzar el cerro de enfrente), muchos disparos tendrán que realizarse con velocidades lentas en las que nuestro pulso no es una garantía.
Asegúrese de que el tripié sea estable y de que soporte cabalmente el peso de su cámara y de un objetivo grande.

Temporizador o disparador remoto
Para evitar vibraciones que afecten la nitidez, al usar el tripié, desactive el estabilizador de imagen y no dispare directamente con la cámara.
Sin embargo, es mejor usar el temporizador, con el cual podremos accionar la cámara en un el momento deseado.

Bloqueo del espejo
Cuando disparamos, el momento en que el espejo se levanta y vuelve a bajar puede producir vibraciones. Entonces, si va a tomar una foto con un tiempo de exposición prolongado y a su cámara se le puede bloquear el espejo, hágalo.

No tema al movimiento ni al mal tiempo
Aunque la idea del paisaje suela asociarse a la calma, tome en cuenta que la calma total no suele formar parte de la realidad. El viento mueve los árboles, las olas, los pájaros vuelan, el agua corre. Así que si algo se mueve, considere aprovecharlo como parte de su composición, podría añadir un punto interesante en la imagen.
Por último, también benefíciese del mal tiempo. No solo los días soleados son interesantes. A veces podemos sacar mucho más partido de un día lluvioso o nublado.

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