1, 2 y 3 para lograr mejores fotografías

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Aquel martes, Jacinto se levantó dispuesto a explotar su vena artística. “Yo creo que lo mío, lo mío, es la foto”, dijo decidido, y como primer paso hacia su nueva faceta decidió comprarse una cámara profesional que le diera buena batalla en su proceso de aprendizaje.
Navegó a través de numerosos blogs de expertos en el tema buscando una luz que lo orientara hasta la cámara perfecta. Y, finalmente, se hizo de una flamante réflex que inspiraba cierto respeto –a veces celoso– entre quienes lo veían portarla. “¡Qué chida tu cámara, ha de tomar fotos bien padres!”, decían… Nada más equivocado, porque el que toma fotos “padres” es el fotógrafo, no el aparato del que se vale, y Jacinto no tardó en caer de bruces en tan tajante realidad.
¿A cuántos les ha pasado? ¿A quienes les está sucediendo ahora? Un feliz día te compras una cámara profesional, y de pronto comienzas a sentirte intimidado por esa réflex, con sus montón de botones, diales y funciones. Te das cuenta de que ella es sólo el instrumento, y de que quien tiene (o debería tener) el verdadero poder eres tú.
Ese poder parte de tres aspectos muy simples: la sensibilidad ISO, la apertura y la velocidad de obturación, los tres integrantes del triángulo de la exposición, que además conforman los fundamentos elementales de la fotografía.

El triángulo de la exposición
Velocidad, ISO y apertura son los tres pilares en los que se basa el control de la luz en fotografía. Conocerlos a fondo es lo único verdaderamente imprescindible para entender cómo funciona tu cámara, tener el control en modo manual al hacer clic y hacer fotos cada vez mejores.
Y sólo hasta que domines la exposición a partir de esos tres aspectos, podrás desarrollar a fondo tu estilo y ojo fotográfico.

Apertura
El diafragma es un dispositivo ajustable (un disco o un sistema de aletas) que se encuentra al interior del objetivo y permite regular la entrada de la luz que llega hasta el sensor. Si hacemos un símil con la anatomía, el diafragma es como el iris de los ojos. Sus variaciones se denominan “apertura” y se especifican mediante el número f; mientras más pequeño sea el número f, mayor será la entrada de luz por el objetivo.
Este factor también tiene un impacto directo sobre la profundidad de campo.

Velocidad de obturación (o de disparo)
Es el tiempo durante el que el sensor de la cámara recibe y registra la luz del exterior. El disparo puede durar desde fracciones de segundo, hasta minutos e incluso horas. A velocidades más lentas, entra más luz a la cámara y la imagen se ilumina más; es decir, la claridad se va acumulando en la imagen que está registrando el sensor mientras permanece abierto el obturador.

Con este factor podemos capturar o modificar la sensación de movimiento de los elementos que aparecen en la imagen.

ISO
La sensibilidad y rapidez de reacción del sensor a la luz se determina a través del ISO (antiguamente ASA), que mientras más elevado sea, más sensible se volverá, y por lo tanto captará más luz. También influye en la cantidad de “ruido” que genera el sensor en la imagen: a mayor ISO, más ruido digital aparecerá en la foto.

Y así, al dominar estos 3 factores por separado, sabrás también cómo controlarlos en su conjunto. Un truco final para aprender a manejarlos es que en al principio uses los modos semimanuales de tu cámara y observes cómo se comporta el otro parámetro. Por ejemplo, en prioridad de apertura (Modo “A” en Nikon, “Av” en Canon) tú controlas el tamaño del diafragma y puedes ver cómo la cámara automáticamente cambia la velocidad de obturación.
Sigue practicando sin perder de vista que el objetivo final será dominar a la perfección el modo manual de tu cámara. Sal a la calle, experimenta todo lo que puedas e incluso repite la misma fotografía varias veces con diferentes parámetros. Sólo así tu instinto fotográfico se combinará con la técnica y lograrás las fotos que tú quieras.

Controla la cantidad de movimiento capturado.
Puedes hacerlo de dos formas:
• Modifica la velocidad de obturación. Con una velocidad alta (por ejemplo, 1/100) congelarás el movimiento, por lo que es ideal para fotografiar deportes, y con una velocidad lenta podrás registrar más movimiento.

• Usa la técnica de barrido. Baja la velocidad de obturación y sigue al sujeto con el objetivo de tu cámara (muévete a la misma velocidad). Así controlarás el movimiento relativo (lo que hay alrededor) y congelarás al sujeto, cuyo desplazamiento es previsible.

Controla la sensibilidad y el ruido
• Decide qué ISO usarás desde el principio. Parte de la base de usar el menor ISO posible y de ahí ajustar los demás parámetros. Si es un día soleado, puedes usar un 100; si está oscureciendo, tal vez necesites un 400, si está muy oscuro, 1600…

• Pero si quieres, también es lo último que puedes modificar, porque todo depende de la intención que tengas al tomar una foto; por ejemplo:

− Si hay mucha luz pero quieres captar movimiento, usa el ISO más bajo y cierra el diafragma para poder usar velocidades más lentas, y si no es suficiente, puedes agregar un filtro de densidad neutra para evitar que entre tanta luz al sensor.

− Si por el contrario, está oscuro y los sujetos están en movimiento y quieres congelar la imagen, sube el ISO, aumenta la velocidad y abre el diafragma.

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